Cientos de personas se trasladaron ayer a la Sierra de Aras para acompañar la solemne procesión de bajada de la Virgen de Araceli, patrona de la Lucena, que en su camino fueron sorprendidos por una fina lluvia en diferentes momentos.
Hacia las tres de la tarde salía desde el santuario el paso procesional de la Virgen, que fue llevado a hombros por una cuadrilla de santeros mandada por Antonio Nieto. En todo momento la comitiva estuvo acompañada por una multitud de devotos que en distintos tramos echaron una mano a los santeros y vieron colmada su ilusión de llevar, aunque fuera por unos instantes, el paso de la Virgen. Junto a ellos estaban el hermano mayor de la Real Archicofradía, Rafael Ramírez Luna, y numerosos miembros de su junta de gobierno, así como el vicario de la Campiña, David Aguilera.
Hacia las seis y media de la tarde la procesión se iba acercando a Lucena en una jornada de Domingo de Resurrección en la que lucentinos y fieles no quisieron dejar de acompañar a la Virgen de Araceli, en un día con el cielo cubierto de nubes. Por fortuna, la lluvia no arreció y ello animó a centenares de personas a acercarse hasta las inmediaciones de la Puerta de la Mina y la Era del Santo para dar la bienvenida a la patrona. En este lugar, como manda la tradición, esperaban a la comitiva procesional las autoridades, encabezadas por el alcalde, Juan Pérez, así como numerosos miembros de la Corporación municipal lucentina y las camareras de la Virgen. En este punto se incorporaron también, como es tradicional, las bandas de Música de Lucena y la del Santísimo Cristo de la Humillación-Servitas.