Si hay un acto en las fiestas que une a la gran mayoría de torrelaveguenses, no importa edad, ni condición, es la procesión de la Virgen Grande, que este miércoles un año más salió de su templo en la iglesia de San José para dirigirse a la otra parroquia de la ciudad, la iglesia de La Asunción y regresar la comitiva de nuevo hasta la plaza Baldomero Iglesias. Minutos antes, la misa estuvo presidida por el Obispo de Santander, Manuel Sánchez Monge, acompañado de una decena de sacedortes, incluido el párroco de la Virgen Grande, en una iglesia a reventar. Una especial devoción la que se genera en esta procesión en torno a una pequeña talla de la Virgen que data del siglo XV, aún de estilo gótico y que está guardada en la parroquia de San José Obrero, su santuario.
Entrega del bastón
Además, el alcalde de Torrelavega, el regionalista Javier López Estrada, recuperó la tradición de entregar el bastón de mando de la ciudad a la Virgen. Un acto simbólico que en anteriores ediciones de las fiestas de La Patrona había quedado en el olvido.
La procesión comenzó pasadas las ocho y media de la tade, tras la celebración de la misa solemne, que presidió el obispo de Santander, acompañado por el párroco de San José Obrero, José Casanueva y otros religiosos del arciprestazgo. Tras la imagen de la Virgen y los religiosos encabezó la comitiva el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, acompañado por el diputado en el Congreso, José María Mazón, el alcalde y varios miembros de la Corporación municipal. Los integrantes del Coro Ronda Garcilaso fueron los encargados de interpretar el que está considerado como himno de Torrelavega, el tema que se conoce formalmente como ‘Canciones de Torrelavega’. Este se entonó al finalizar la procesión, ya casi a las diez de la noche. La Virgen Grande, en su engalanada carroza, recorrió el trazado habitual en el camino de una iglesia a otra. La Patrona de la ciudad fue recibida, en la Plaza Baldomero Iglesias, por la Banda de Música de Torrelavega y los picayos de Tanos, que también como es tradición danzaron ante ella. Posteriormente, la imagen descendió por las calles Julián Ceballos y Ruiz Tagle, para salir a José María Pereda. De ahí, llegó a la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. En el emblemático templo, que acogió la imagen de la Virgen Grande en el pasado, fue recibida por su párroco, Juan Carlos del Pozo, y por miembros de la comunidad feligresa, dándole la bienvenida con un canto y un rezo.