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El alcalde de Torremolinos felicita el Ramadán y cede dos parcelas a los musulmanes, pero no sale en procesiones

Para el laicismo, la neutralidad y la separación de las instituciones públicas y las confesiones religiosas son imprescindibles para respetar la libertad de conciencia y la aconfesionalidad del Estado, es indiferente que el privilegiado sea católico o musulmán. El alcalde no tiene que participar, como cargo público, ni en las procesiones católicas, ni en el Ramadán o en la Semana Santa, ni el ayuntamiento tiene que ceder suelo público ni a iglesias, templos o mezquitas, ni Feliz Ramadán, ni Feliz Navidad. Puede promover ritos cívicos que integren a todas y todos, no apoyar o participar en los particulares de cada creencia. Sólo así se respetará la laicidad institucional y la libertad de toda la ciudadanía.


La política para la convivencia entre religiones en Torremolinos no contenta a la comunidad católica, que ve como el Ayuntamiento no para de acumular polémicas en torno a cómo trata a la confesión mayoritaria de los vecinos del municipio. No es cosa de un simple alumbrado o de una asistencia a una procesión. Las denuncias de los vecinos van más allá, los que piden una ciudad laica se quejan de la proliferación de festividades religiosas y los católicos lamentan que no haya una mayor deferencia por parte del alcalde, el socialista José Ortiz, hacia la comunidad católica. El regidor se muestra reacio a estar al lado de los cristianos en sus celebraciones, pero prometió a la comunidad islámica «La Paz» el pasado 7 de febrero dos terrenos, uno de 900 metros cuadrados y otro de 3.000 metros cuadrados, para la construcción de una mezquita, un centro cultural y un cementerio musulmán.

La oposición le afeó al alcalde la promesa, puesto que el municipio no dispone de suelo municipal para este efecto. El alcalde supedita todo al nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). Según informa la oposición, el municipio sólo contaría con los terrenos en los que Intu pretende construir el mayor centro de ocio de Andalucía y la zona norte de la autovía, que es un área de especial protección que no se puede desarrollar.

El acercamiento a la comunidad árabe puede testarse en las calles de Torremolinos, donde la iluminación desea estos días un «Feliz Ramadán» en una de las principales vías de esta localidad de la Costa del Sol. En otra época del año también se alumbró la avenida Palma de Mallorca –importante arteria de la ciudad– con un «Feliz Hanucá» en honor a una de las mayores festividades de la comunidad judía. La sociedad hindú de Torremolinos también tuvo su parte de protagonismo en un lugar de relevancia con un «Feliz Diwali», una sustancial celebración de estos vecinos del municipio.

Sin embargo, en el primer año de gobierno de Ortiz, el Ayuntamiento prefirió no felicitar la Navidad a los cristianos, algo que corrigieron en el segundo año. Hubo carteles de «Feliz Navidad», pero en lugares secundarios del municipio. La oposición les acusó de ocultar la celebración, ya que en las principales calles de la localidad no se lucieron estos luminosos. La celebración del nacimiento del Hijo de Dios se resolvía con un «Felices Fiestas».

Las polémicas siguen. El gobierno del socialista José Ortiz, sustentado por Izquierda Unida, Podemos y Ciudadanos, quiso restringir las apariciones de la oposición en las procesiones de Semana Santa, donde el regidor no aparece. Las quejas de los feligreses católicos son una constante. La llegada de la Virgen del Carmen a la playa de la Carihuela en 2015 acabó en cabreo de los devotos, igual que la inauguración de los Belenes ese mismo año o la anulación de la procesión de San Juan de 2017, tras anunciar el pasado 20 de mayo la directiva que lo hace por falta de fondos al no contar con la colaboración municipal.

Tiranteces que comenzaron cuando el gobierno municipal planteó la celebración de los «bautizos civiles». La polémica saltó pronto al salón de plenos, auspiciada por las críticas vecinales, y fue la concejala socialista, María del Carmen García, la que tuvo que salir en defensa de la medida. García se puso el límite en las «comuniones civiles», algo que dijo que no iba a hacer, pero explicó que sí que tenía en la cabeza «los entierros civiles». Desde aquel entonces, los católicos denuncian que el Ayuntamiento celebra la bienvenida a la sociedad del municipio de los niños que se bautizan en el Ayuntamiento con actos como plantar un árbol, pero que no se hace este tipo de actuaciones cuando el infante recibe el Sacramento del Bautismo en la parroquia.

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