1781 – Según Emilio La Parra y María Ángeles Casado, el último auto de fe general que se celebró en España tuvo lugar en Sevilla. La víctima fue Mª de los Dolores López, conocida como la beata Dolores, una religiosa española ciega, considerada hereje por la Inquisición por seguir la doctrina de los flagelantes, que la condenó a la hoguera si bien fue ajusticiada a «garrote vil».
A medida que se acercaba el desenlace la tensión aumentó porque, pese a la presión que ejercieron sobre ella algunos religiosos para que abjurara de sus errores y se reconciliara con la Iglesia, ella mantuvo su inocencia.
El día de la ejecución, 24 de agosto de 1781, la expectación era tal que la multitud llenó el recorrido por el que iba a pasar la condenada desde la iglesia del convento de San Pablo, donde se leyó la sentencia, hasta la plaza de San Francisco, donde iba a ser entregada a justicia ordinaria.
Allí, en el último momento, se arrepintió, pidió un confesor, fue absuelta y “se le conmuto la muerte dándole garrote antes de arrojarla a la hoguera”. Fue la última víctima quemada de la Inquisición española.





