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Dios, Poder y libertad. Una reflexión sobre la voluntad de Poder

INTRODUCCIÓN

Cuando hablamos de democracia hablamos de poder popular, pero cuando hablamos del origen del poder, antes de que las sociedades se organizaran democráticamente, siempre estamos hablando de dios. Porque la idea de poder nace asociada a la idea de dios, de cualquier dios y de cualquier religión. Esto es específicamente aplicable a las religiones monoteístas. Todas tienen un mismo origen, la Biblia. Y un mismo texto de referencia, el “Pentateuco”.

El cristianismo es la religión judía creada por los judíos helenizados. En sus orígenes, el Nuevo Testamento, el nuevo dios, hijo del dios judío, es el resultado de la elaboración novelada y mitológica de las profecías bíblicas. De manera que el judaísmo se engendró así mismo en el cristianismo. En términos freudianos, los hijos, el cristianismo, asesinaron al padre, el judaísmo, para ocupar su lugar. Como las sociedades y los fenómenos religiosos son históricos y humanos su evolución no depende de un dios providencialista y determinista sino de la voluntad de los seres humanos, que las construyen en función de sus intereses en una perpetua lucha de clases.

Hablar de cristianismo es hablar de forma teocrática, totalitaria y absolutista de gobierno. La Iglesia católica, en torno a cuyos textos gira este trabajo de investigación porque es la institución mortal y corporativa que más ha desarrollado sus teorías sobre el poder, la libertad y un sistema de valores, es una institución corporativa. En la Edad Media fue feudal y oligárquica, y en la actualidad una corporación multinacional de servicios educativos y sanitarios, especialmente.

Esta corporación multinacional tiene una forma de gobierno teocrática, totalitaria y absolutista. Un concepto clerical del origen del poder en virtud del cual todo poder, individual y público, toda voluntad individual y pública, se debe someter a la autoridad del clero. Tiene un concepto de la libertad que se identifica con la sumisión al poder clerical. El clero, puesto que es él quien está en posesión de la “verdad” absoluta, decide que la libertad es sumisión a esa “verdad”.

Y tiene un sistema de valores, unas normas de conducta que regulan la vida de cada ciudadano y de la clase política, gobernante, reinante o dictatorial, en función de la voluntad de poder del clero. El clero es el poder absoluto luego cualquier teoría del poder, de la libertad, de los valores, del sufragio sólo puede concebirse como sumisión a ese poder absoluto. Sólo si tenemos presente que esa voluntad de poder clerical es absoluta entenderemos las teorías y los galimatías de la neolengua clerical con los que tratan de racionalizar que nuestra vida, nuestra conducta, nuestra sexualidad, nuestra voluntad sólo pueden ser “verdaderas”, “ideales”, bondadosas” si están sometidas a la voluntad clerical. Si no lo están son erróneas, falsas y perversas. Todo debe estar sometido al clero.
Desde esta perspectiva, que no es una hipótesis de trabajo sino una consecuencia de una investigación sobre el origen de la idea del Poder, el concepto determinista del Poder, las cualidades del Poder, sus instrumentos morales de dominación y el concepto clerical de la libertad frente al cual se desarrolla un concepto progresista, democrático y liberal de la libertad, desde esta perspectiva, debe entenderse que la voluntad clerical de Poder es totalitaria.

En la misma Iglesia católica se niegan la democracia, el sufragio, la separación de poderes y la declaración de derechos. Sus miembros juran los votos de castidad, obediencia y pobreza. Los jesuitas juran obediencia por dos veces porque nacieron, como compañía militar española para defender la teocracia contra las libertades religiosas que proclamaron Lutero, Calvino, los anglicanos, puritanos, presbiterianos y todas las iglesias cristianas que se fueron creando en lucha contra la teocracia romana.

Una institución, la Iglesia católica, que se proclama antidemocrática porque es antidemocrática, que condena los derechos y libertades individuales, que condena el placer sexual porque es una perversión que debe ser dominada por la castidad, que condena la ciencia en nombre de la fe, la revelación y la escolástica, se atreve a elaborar teorías del poder, de la libertad, de la sexualidad y del sufrimiento como si fueran verdades absolutas, emanadas de una verdad absoluta revelada a los cristianos por un dios nacional judío, Yahvéh, cuando en realidad, está elaborando teorías que sirven para racionalizar la dominación del clero y de la clase dominante, de la que es su conciencia, sobre todos los seres humanos. Incluida la clase política.

Desde esta voluntad de Poder, de un poder absoluto y clerical, la Iglesia católica analiza, elabora y racionaliza todas las teorías posibles con la única función de fortalecer su poder teocrático. Contra la ciencia, contra la neurobiología, contra la psicología freudiana y el materialismo. Contra los procesos revolucionarios durante los cuales se elaboran teorías políticas democráticas.

Contra los procesos morales revolucionarios y anticlericales durante los cuales se elaboran una moral progresista, utilitarista, hedonista que reivindica no una la felicidad abstracta, un amor espiritual y abstracto, un placer sin sexo, sino las relaciones sexuales en concreto, la pluralidad sexual, la diversidad sexual, la libertad sexual contra los dogmas puritanos, reprimidos y opresivos de todas las religiones.

Contra el progreso de la Humanidad, en el que la Iglesia no sólo no ha estado presente y el que a la Iglesia no debe nada, porque ella misma ignora, como si nunca hubieran existido, o condena cuando no puede ignorar, el progreso de la ciencia, del pensamiento político, de las libertades morales, de la libertad sexual, de la revolución industrial, de la revolución científico técnica, de todos los progresos que han tenido lugar fuera y contra el dogma católico. El Islam ha permanecido secularmente atrofiado contra todo progreso porque en sus sociedades no surgió un pensamiento laico, ni científico, ni político, ni moral, que desafiara al poder. Contra el progreso, político, moral y científico, la Iglesia ha permanecido atrofiada. Y sigue atrofiada porque incapaz de aceptar que fuera de ellas, al margen de ella y contra ella la Humanidad ha progresado, sigue encerrada en la escolástica aristotélico tomista, como fundamento de la razón.

Que está sometida al poder de la fe y la revelación. El poder clerical. Y sin embargo, se atreve a presentarse como fundamento del mundo actual, que por haberse secularizado e independizado del poder clerical, hoy se nos presenta, en contradicción con sus propios dogmas, como si fuera la negación de sí misma.

Estas y otras conclusiones no el punto de partida de este trabajo de investigación sino sus conclusiones. En el origen de esta investigación lo que se pretendía es investigar el origen de la idea de poder; el concepto determinista de la presencia de ese poder en el individuo y las sociedades. Providencialismo se llama en términos cristianos; las cualidades, los valores, de ese poder pre-democrático, en el que el individuo sólo existe como sujeto de deberes hasta que se afirma, así mismo, como sujeto de derechos frente al poder; el sentido de la represión sexual, por qué existe? y a quién beneficia?, como instrumento de dominación moral de las voluntades de todos los individuos y, finalmente, el concepto de libertad. Cómo, contra la idea del poder absoluto se fue formando un concepto de la libertad que rechaza el concepto religioso de sumisión y los sustituye por el social y político de derechos. De ejercicio de derechos. Este trabajo de investigación es el resultado de la búsqueda de respuestas a todas esas preguntas sobre el origen del poder y su sistema de valores, el determinismo, la libertad, la represión sexual y la exaltación del sufrimiento.

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CONTENIDO
Introducción
Capítulo I. La Idea de Dios como primera teoría del origen del Poder
Capítulo II. El determinismo religioso en el pensamiento occidental y la voluntad de poder
Capítulo III. Libertad y Poder. Suárez: del absolutismo clerical a la crisis de la democracia. El mito del contrato social
Capítulo IV. Los instrumentos morales de la dominación: represión sexual y sadomasoquismo
Capítulo V. Postmodernidad, decadencia y crisis del pensamiento político clerical católico. El catolicismo político
Fuentes y bibliografía

Seguir leyendo el libro en formato PDF: Dios poder y libertad por Javier Fisac 2016

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