Exhibía un ejemplar del Corán y aseguraba que iba a subir a una de las torres para proclamar su fe
Un hombre cuya identidad estaba anoche sin confirmar fue detenido sobre las 18.30 en la plaza del Pilar, después de haber recorrido a gritos parte de la basílica, con un ejemplar del Corán en la mano, cuando terminaba la misa de las 18.00. El hombre, que llegó a interrumpir brevemente la ceremonia, voceó su intención de subirse a una de las torres del templo «para anunciar el Islam», pero fue rápidamente reducido por uno de los vigilantes jurados de la basílica, que lo sacó al exterior del templo para que no interrumpiera la ceremonia. Prácticamente de inmediato llegaron también varias dotaciones de la Policía Nacional, que procedieron a su arresto. El suceso causó el natural revuelo en la plaza, tanto por la cantidad de agentes que intervinieron (testigos presenciales hablan de una quincena) como por los ciudadanos que contemplaron la escena atónitos.
A últimas horas de ayer, el hombre permanecía detenido en comisaría por un delito contra los sentimientos religiosos.
La misa de las 18.00 la estaba oficiando Joaquín Aguilar, deán del cabildo zaragozano y máximo responsable de la administración de la catedral. Anoche, Aguilar quitaba importancia al incidente y hacía un llamamiento a la tranquilidad.
«No ha habido tumulto ni nadie ha resultado herido –relataba–. Yo estaba celebrando la misa y he oído fuertes gritos por la zona de la Santa Capilla. Apenas unos minutos más tarde, al acabar la ceremonia, ya habían avisado a la Policía de que había entrado un hombre gritando en la basílica. Enseguida han llegado dos o tres dotaciones de la Policía y lo han detenido. Había dejado el ejemplar del Corán en el retablo de la Virgen esculpido por Pablo Serrano e iba por la plaza. Lo han detenido en un momento y no ha pasado nada más».
La misa se estaba celebrando en el altar mayor y, como es habitual desde el inicio de la pandemia, se cierran las vallas para que los feligreses estén mínimamente aislados del resto del templo. «En estos tiempos es muy preocupante que entre alguien a gritos en una iglesia con un ejemplar del Corán en la mano –concluía el deán–, pero la verdad es que no ha pasado gran cosa. Ha sido un incidente, sin más».