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Después de las votaciones, la palabra es a la sociedad civil

El movimiento laico es el gran defensor de la democracia, sus finalidades: libertad de conciencia e igualdad de todos los ciudadanos son también los pilares fundamentales de la democracia.

Las votaciones europeas han pasado, el gran temor a una abstención masiva de los ciudadanos no se ha producido. La gran novedad, sin embargo, es la pérdida de influencia de los dos grandes partidos tradicionales a favor de nuevas formaciones políticas, lo que representa la realidad de la diversidad ciudadana.

Si los dos grandes partidos, que se repartían los gobiernos, pierden influencia y prestigio, puede ser que han defraudado, quedándose cada vez más alejados de los problemas reales de los ciudadanos. Los ciudadanos han exprimido con sus votos el deseo de una nueva manera de hacer la política, es el pueblo soberano tiene que ser escuchado, los políticos son los que se deben al pueblo y no el pueblo a los políticos.

Un nuevo escenario se configura en el parlamento europeo, la entrada de formaciones independentistas y de extrema derecha, cada uno con su fobia, complicaran el debate. Pero no pensemos que esos partidos son un núcleo homogéneo, cada formación tienen sus propios intereses y sus ideas en consonancia con los problemas de sus países y no interesados y no interesados en la construcción de Europa. Y aunque, en momentos logren hacer alianzas, estas, no serán duraderas, ya que cada uno vendrá con temas y situaciones diferentes propias a su nación, lo que será una pérdida de tiempo enorme.

Un problema real es la democracia, tan mal llevada por algunos gobiernos, y que sin democracia real no se puede hablar de construcción europea. Por lo que, desde la cúpula de la Unión Europea tienen que imponer el fin de la corrupción política y de su entorno, el fin de las excepciones y de los privilegios, la igualdad de todos los ciudadanos ante las leyes y el gobierno, la transparencia y el derecho a la información de los ciudadanos sin que un gobierno por tener mayoría absoluta puede imponer la censura o el silencio de situaciones que pudiendo ser delictivas podrían ser peligrosas a un partido a un responsable político o al mismo gobierno. La impunidad u ocultar graves hechos es atentar contra la democracia y el respeto al pueblo.

La clase política y en particular la acción del gobierno tendrían que tener un órgano de control proveniente de la sociedad civil, por personas neutras a los partidos y preparadas a la defensa de los derechos democráticos. Si estas personas son nombradas por los gobiernos y los partidos no hay ninguna garantía de imparcialidad, por agradecimiento natural a los que les han nombrado a tan prestigiosos cargos. Ese mismo control tendría que hacerse sobre la promulgación de leyes cuando estas no son para el bien común sino que favorecen una sola clase social o religiosa.

La escolarización con fondo de ideología o de dogmas religiosos, no corresponden en democracia con la libertad de conciencia cuando son impuestos. Solo puede ser aceptado cuando se trata del espacio privado. Una de las obligaciones de los personajes políticos o religiosos es de mantener la dignidad de su cargo con un lenguaje educado y respetuosos hacia todos los ciudadanos y no librarse a insultos o menosprecios contra algunos de los grupos de ciudadanos que no aceptan por sus ideas o comportamientos que no hacen daño a nadie, pero que irritan las buenas conciencias de algunos.

La construcción de la Europa del futuro no tiene que quedar en las solas manos de los partidos políticos. La sociedad civil tiene que organizarse en grupos que defienden intereses generales de los ciudadanos, como lo son los ecologistas, el movimiento por la paz, la defensa de los derechos de los incapacitados, por los derechos de la mujer y el movimiento laico.

Existen tres religiones que quieren imponer sus principios y normas a todos los ciudadanos: la cristiana y en particular la católica en España, la musulmana y el Capitalismo liberal salvaje. Son fuertes y disponen de enormes capitales que les permiten comprar influencias de personajes importantes. Por su radicalismo intolerante y fanático son grupos peligrosos que conviene vigilarles por la seguridad de todos los ciudadanos.

El movimiento laico es el gran defensor de la democracia, sus finalidades: libertad de conciencia e igualdad de todos los ciudadanos son también los pilares fundamentales de la democracia. Defiende el bien general, la racionalidad y la justicia, es respetuoso de las ideas y creencias individuales, pero se opone al adoctrinamiento y la imposición autoritaria de ideologías y dogmas excluyentes y arbitrarios.

La Europa de los ciudadanos nos invita a romper con una mentalidad nacionalista, ser ciudadano es sentirse solidario en el gran espacio europeo, participar en la democracia universal, en la que todos pueden encontrar su puesto. Los movimientos democráticos y laicos existen en otras naciones de Europa, por lo que, crear comunicación y colaboración nos permitirán juntos ser más fuertes e influentes. El discurso laico tiene que propagarse, disipar las dudas y falsas ideas, que por ignorancia o por maldad se han propagado contra el pensamiento laico. Sin olvidar, que el pensamiento laico se manifestó al comienzo de la civilización griega de la que proceden las raíces de nuestra civilización occidental.

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