El delegado diocesano de Enseñanza afirmó que si el interlocutor insistiera en la “laicidad” de la escuela tendremos que reivindicar en la calle, en los espacios públicos y por último en los tribunales
El Centro Teológico Diocesano, San Ildefonso, ofreció la tercera de sus lecciones de Teología que llevaba por título: “La clase de Religión: misión, derecho, oportunidad” , en la que el delegado diocesano de Enseñanza, Juan Carlos López, disertó acerca de la importancia de la presencia de la asignatura en la escuela, en un escenario político en el que de nuevo se cuestionan aspectos fundamentales de su presencia en la escuela.
Juan Carlos López, argumentó en esta clase la necesidad de la religión, no solo la católica, en la escuela para la construcción integral de la persona, diciendo que “Fue Benedicto XVI el que dijo que la enseñanza de religión en la escuela, lejos de ser una comunicación de datos fácticos o una propuesta informativa, es sobre todo creativa y capaz de cambiar la vida. Y entiendo que este planteamiento es válido también para todas aquellas otras religiones que ayudan al ser humano a llegar a ser lo que éste está llamado a ser (judaísmo, islam, protestantismo). Porque aquí no se trata de reivindicar privilegios exclusivos para la Iglesia Católica sino de reclamar derechos profundamente humanos, pertenezcan las personas a unas u otras confesiones”.
El ponente, defendió “Frente a los mantras que van calando en el imaginario social (privilegio, anacronismo, reducido número…), como ciudadanos de pleno derecho debemos dialogar con las administraciones públicas y si no se llega a un acuerdo recurrir al marco normativo vigente tanto estatal como internacional para reclamar el cumplimiento de los derechos fundamentales que nos asisten: Declaración universal de derechos de la ONU. De 1948 en su Art. 26.3. Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales aprobado por las Naciones Unidas el 16 de diciembre de 1966. CEE, Art. 27.3. Acuerdos entre el Estado español y la Santa Sede. Ley Orgánica de Libertad Religiosa Art. 2.1”.
El delegado diocesano de Enseñanza fue más allá y afirmó que si el interlocutor -haciendo clara referencia a las manifestaciones del actual gobierno- insistiera en la “laicidad” de la escuela habría que articular las estrategias necesarias para reivindicar los derechos fundamentales que como ciudadanos merecemos.
“Tenemos argumentos para convencer y persuadir desde el diálogo razonado, pero si la ideologización de la política educativa impide el acomodo de la asignatura en la escuela, tendremos que reivindicar en la calle, en los espacios públicos y por último en los tribunales un modelo educativo justo, equilibrado, respetuoso con todos y con vocación europea en el que se integre y normalice la asignatura de religión”, aclaró el ponente.