La Libertad es el fundamento de toda Democracia, pero a su vez la Libertad se fundamenta en la Igualdad, y en la Justicia que hacen viable la práctica de la Fraternidad, siendo asimismo la Laicidad su instrumento marco imprescindible.
Para que ello sea posible se requiere que los principios éticos y no los intereses particulares sean los engranajes que muevan todo el mecanismo, y que éste no se vea atenazado por el miedo. Si los intereses toman el lugar de los principios éticos el sistema se corrompe, y con él se hunden la confianza, el consenso y la voluntad que lo hacen posible.
Lamentablemente, ideología, principios y ética se han rendido al poder del Mercado. Y justo ahora, con más ahínco y convicción, cuando este modelo económico caduco muestra su peor faz en un vano intento de pervivencia.
Así, las palabras Democracia y Libertad, a la par que desvirtuadas y mal vendidas al capital financiero, se aplican con la malsana intención de justificar lo injustificable: pérdida de derechos; empobrecimiento de las clases populares tanto a nivel económico como cultural; destrucción del medio ambiente; corrupción; insolidaridad; represión y arbitrariedad. Todo ello está produciendo una grave desafección de la ciudadanía hacia los estamentos que deberían representarla. Desafección ésta traducida en indignación, incertidumbre, miedo y pasividad sumisa en el peor de los casos. Actitudes todas ellas magnífico caldo de cultivo para propuestas demagógicas, redentoristas y totalitarias.
Una persona libre es aquella a quien el miedo, la ignorancia y el dogmatismo no ensombrecen su conciencia. Y una sociedad, para crecer en libertad, debe apostar decididamente por la Democracia plena y efectiva donde el voto sea solamente la culminación de un proceso, un instrumento y no su objetivo.
Las masonas y masones como ciudadanas y ciudadanos -que no súbditos-, ante la situación de grave exclusión social, frente a leyes que pretenden anular las conquistas sociales que en materia de libertades y derechos se han ido ganando no sin esfuerzo y sacrificio, no cerramos los ojos, ni tapamos nuestros oídos ni mucho menos apagaremos nuestra voz.
NO ES UNA CRISIS que, cual aguacero de verano, amaine y de paso de nuevo a aquel mal llamado Estado de Bienestar del que muchos creyeron haber participado.
Es, pura y llanamente, el fin de un sistema, son sus amargos y peligrosos estertores.
La Francmasonería Liberal y Adogmática tiene una contestación ética que proponer e impulsar. Siendo ella misma artesana de Luces en una sociedad que desde el poder se pretende convertir en teocrático dominio de oscurantismo y sumisión seguirá trabajando esperanzada y fraternalmente, rescatando el sentido de las palabras, codo a codo con el resto de la ciudadanía afanada ya en abrir camino hacia nuevas formas de Democracia plena y activa.
Y porque, a pesar de este inquietante clima de deshumanización, otro mundo es posible,
REIVINDICAMOS LA UTOPÍA PARA CONSTRUIR LA REALIDAD
Gran Logia Femenina de España
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Federación Española de la Orden Masónica Mixta Internacional del Derecho Humano
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