Un hombre de Illinois (EEUU) ha denunciado al Vaticano y a Benedicto XVI por encubrir supuestamente los abusos a menores perpetrados por el padre Lawrence Murphy en una escuela para sordos de Milwaukee, donde vejó a 200 niños entre 1952 y 1974.
El abogado Jeffrey Anderson, que representa al denunciante y a otras cinco personas que aseguran haber sido víctimas de abusos, opina que la Iglesia tapó el escándalo «para mantener su flujo de ingresos», puesto que considera el Vaticano como un imperio de negocios mundial, (la Santa Sede es la empresa madre y el resto de diócesis, sus filiales).
La demanda, según los expertos, tiene muy pocas probabilidades de prosperar. Primero, porque difícilmente los tribunales establecerán esa relación empresarial entre las diócesis y el Vaticano. Y segundo, porque el Vaticano es un país y juzgarlo supondría superar la ley de inmunidad soberana extranjera de EEUU.
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