Cuando, por fin, en España se realiza un acto oficial no religioso para honrar la memoria de los que han fallecido por la pandemia que nos azota, vuelve a saltar la masofobia. ¿Por qué? Pues porque, según determinados sectores ideológicos de extrema derecha e integristas en lo religioso, se habría organizado un acto fúnebre de significación masónica.
Como siempre, la falta de conocimiento, mezclando símbolos, actos, y ceremonias de muy distinto signo en un batiburrillo, hace llegar a conclusiones que si no fuera por el odio que destilan serían hasta cómicas. Sobre la masonería escriben y opinan muchas personas que no saben casi nada de la misma. El relativamente fácil acceso a información a través de las redes podría haber sido un factor que ayudara a que el público en general conociera mejor a esta organización tan antigua, más discreta hoy que secreta, pero ha sido hasta contraproducente, ya que un paseo por internet sobre la masonería hace temblar al más sereno por la cantidad de mitología, mentiras, medias verdades e interpretaciones rayanas en lo demencial, como las que asocian a la misma al culto al demonio, tesis que un semiconocido pseudohistoriador destila de vez en cuando.
La extrema derecha y el integrismo no pueden tolerar que el Estado vaya caminando en el sentido de separarse de la Iglesia, y no debía extrañarnos que se asociara este hecho, entre otras causas, a la masonería, organización supuestamente dedicada a destruir la religión y las esencias patrias, como en la España entre los siglos XIX y XX hasta que el franquismo decidió extirpar este terrible mal a través de una jurisdicción especial, aunque, como vemos, sin un éxito total. El argumento antimasónico es muy viejo en nuestro país, aunque creíamos que se había muerto o quedado en el mundo de los excéntricos. Pues no, en pleno siglo XXI reaparece el ataque, y ahora magnificado por las redes donde una información no contrastada, una opinión o un exabrupto llegan en segundos a miles de personas, algo más complicado de conseguir con un libro, un artículo periodístico, o con un anatema desde un púlpito, como en el pasado.
En nuestro país, de escasa historia democrática, y accidentada trayectoria en relación con la tolerancia regresa la masofobia, con el aplauso de alguna formación política. No nos extrañe, tiene que ver con la reacción ante los avances en relación con las libertades, el laicismo, y para buscar chivos expiatorios. Nada nuevo, salvo los medios empleados para sembrar odios.
Eduardo Montagut Contreras