«¿Esta invasión de refugiados es del todo trigo limpio?», se preguntó este miércoles el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares.
El aborto, la homosexualidad, la igualdad de género o los abusos sexuales son temas sobre los que distintos prelados han realizado polémicas manifestaciones.
Sonadas fueron por ejemplo las comparaciones de la interrupción del embarazo con el holocausto y con la esclavitud.
«¿Esta invasión de refugiados es del todo trigo limpio? ¿Dónde quedará Europa dentro de unos años?». Estas frases del cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, han provocado el último episodio polémico en torno a declaraciones hechas por un miembro de la Iglesia. El tema de los refugiados se suma así a otros asuntos como el aborto, la homosexualidad, la igualdad de género o los abusos sexuales sobre los que distintos prelados han realizado manifestaciones controvertidas.
No es la primera vez que unas palabras de Cañizares causan revuelo. «No es comparable lo que haya podido pasar en unos cuantos colegios» de Irlanda donde 35.000 menores sufrieron abusos físicos, psíquicos y sexuales en 216 instituciones católicas con «los millones de vidas destruidas por el aborto», afirmó en mayo de 2009 en un programa en TV3. En opinión del cardenal, la interrupción del embarazo «ha destruido más de 40 millones de seres humanos legalmente». «Miles de vidas destruidas a través del ejercicio de la medicina, cuando la medicina está para curar no para matar», agregó. Más recientemente ha afirmado que «lo joven y progresista es defender la vida», al igual que lo es defender «el matrimonio entre un hombre y una mujer». «Lo demás es ser vejestorio», sentenció.
El obispo de Alcalá de Henares, en Madrid, también ha saltado a la palestra en numerosas ocasiones por sus opiniones contra el aborto y la homosexualidad. «Aquellas personas llevadas por tantas ideologías acaban por no orientar bien la sexualidad humana», lo que se traduce en que «piensan ya desde niños que tienen atracción por las personas de su mismo sexo», aseguró Juan Antonio Reig Pla durante la misa del Viernes Santo de 2012. «Para comprobarlo se corrompen y se prostituyen, o van a clubs de hombres nocturnos», donde, según él, «encuentran el infierno». Pese a las críticas recibidas, lejos de retractarse, días después insistía: «Muchos casos, especialmente si la práctica de actos homosexuales no se ha enraizado, pueden ser resueltos positivamente con una terapia apropiada».
Tras la polémica, el entonces portavoz de la Conferencia Episcopal Española, Juan Antonio Martínez Camino, denunciaba que el obispo alcalaíno había sido fruto de «una campaña ficticia por determinados intereses políticos». Martínez Camino echaba más leña al fuego al argumentar que las «relaciones homosexuales son objetivamente desordenadas«.
Comparaciones sobre el aborto
Hace año y medio, Reig Pla volvía a los medios al calificar de «holocausto silencioso» los dos millones de abortos que, según dijo, se habían practicado en España desde 1985. En esa línea de las comparaciones destaca igualmente el obispo de Bilbao, Mario Iceta, quien, hablando sobre el mismo asunto afirmó que también la esclavitud en su tiempo era «aceptada», pero «hubo que rebelarse» contra ella, o el nazismo llegó al poder en Alemania «por mayorías democráticamente». «Hoy todos coincidimos en que la esclavitud o decir que hay razas inferiores es una aberración«, apuntó.
No son los únicos. El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, equiparó durante una homilía en memoria de los niños Ruth y José el crimen de los pequeños con la interrupción del embarazo. En un discurso en el que recordó «el horror» que debieron vivir los niños, Fernández realizó la siguiente reflexión: «¿No podrán alcanzarnos estos niños que se reduzca el número de abortos que diariamente se producen en nuestro entorno?». «Que el seno materno, el lugar más seguro y más cálido para el ser humano, no sea nunca más un lugar de amenaza para el ser naciente, ya desde su concepción, incluso antes de su anidación en el útero materno», continuó. Y advirtió de que «no vale invocar el derecho de la madre para matar a su hijo. ¡Ningún padre, ninguna madre tiene derecho a matar a su hijo! Que Ruth y José nos lo hagan entender a todos».
El arzobispo de Granada, Javier Martínez, se quejaba en una homilía de este verano celebrada en la Catedral de «qué protegidas están ciertas especies de animales, incluso por las legislaciones del mundo, y qué poco protegido está el embrión humano, el feto, el anciano, o el pobre».
«Sumisión» y matrimonios «indisolubles»
Este arzobispado fue el que editó en 2013 un libro bajo el título Cásate y sé sumisa, de la autora italiana Costanza Miriano. En él se enseña la «obediencia leal y generosa, la sumisión». El matrimonio es otro de los puntos sobre los que se ha pronunciado también el obispo de Córdoba, llegando a desautorizar al pontífice. Demetrio Fernández ha asegurado que «nadie» puede deshacer el matrimonio, «ni siquiera el papa», dado que la Iglesia tiene que actuar bajo la máxima de que «lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre», es decir, que el matrimonio «es indisoluble», lo cual ha llevado al obispo a aclarar que la nulidad matrimonial, que regula la Iglesia Católica, «no es un divorcio exprés a lo católico».
«Muy polémicas fueron asimismo las afirmaciones del obispo de la diócesis nivariense de Tenerife, Bernardo Álvarez, en este caso sobre el abuso a menores. «Hay adolescentes de 13 años que son menores y están perfectamente de acuerdo y además, deseándolo, incluso si te descuidas te provocan«, declaró en una entrevista publicada en la Nochebuena de 2007.
Tampoco el 11-M ha quedado exento de declaraciones controvertidas por parte de la Iglesia. En el funeral de Estado celebrado con motivo del décimo aniversario de los atentados, el cardenal Antonio María Rouco Varela rindió homenaje a quienes murieron porque hubo personas «dispuestas a matar inocentes a fin de conseguir oscuros objetivos de poder«.
