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Curar la homosexualidad

Lo de la Iglesia Católica no tiene remedio. Todavía en plena tormenta sobre los escándalos universales de abusos sexuales a niños por parte de sus miembros jerárquicos, el Obispado de Alcalá-Madrid publica una guía para que quienes padecen de la enfermedad de ser homosexuales se curen.

Hace unos ocho años, por el Obispado de Madrid se establecieron unos cursillos obligatorios de preparación para el matrimonio, en los que se daban literalmente indicaciones sexuales como: “Para preparar el acto, la delicadeza del joven esposo es indispensable y hay que arreglárselas para que la joven esposa esté sola al quitarse la ropa y ponerse la de dormir, hacer juntos una corta oración, decirle palabras de amor y recurrir a las caricias más tiernas”.  “La postura más normal y más noble para realizar el acto conyugal es la horizontal y cara a cara, colocándose ella debajo. Ella deberá abrir las piernas para facilitar el acto, y él apoyarse en los codos para no descargar todo el peso de su cuerpo sobre ella. El esposo no debe limitarse a conseguir su placer, tiene un deber de caridad de contribuir y procurar el placer de su esposa”.  “Su marido no es menos hombre porque su miembro pierda fuerza rápidamente, una vez realizada la eyaculación”.  “En plena juventud, de 20 a 30 años, lo corriente suele ser que el hombre casado haga vida matrimonial casi todos los días. De los 30 a los 40, varias veces a la quincena, o cada dos días. De los 40 a los 60, una vez por semana. Y de los 60 en adelante, alguna vez al mes, aunque un tres por ciento prescinde totalmente”.

Son increíbles. Ahora, en la nueva guía para curar la homosexualidad se invita a los gays a “leer textos bíblicos contra los pervertidos”, partiendo del supuesto de que “es posible la esperanza”. “Deben leer la primera Carta a los Corintios: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los pervertidos heredarán el Reino de Dios”. O sea, que el Reino de Dios estará semivacío. “También a Timoteo, que, en su primera carta, arremete contra los impúdicos y pervertidos”. Pervertidos son quienes ellos y la Santa Madre deciden, claro. “Y el Génesis y Sodoma, cómo no”. “Recordar que San Carlos Lwanga murió en Uganda quemado a fuego lento por negarse en redondo a los deseos lujuriosos del monarca”.  Y que “San Pelayo rechazó al califa que le tiraba los tejos, y lo hizo martirizar”.

O sea que la medicina es leer y resistirse. ¡Qué cutrerío espiritual el del señor Obispo, qué falta de análisis cultural y científico! Ésa es su Educación para la Ciudadanía, claramente inconstitucional. Juegan con las cartas marcadas, viene el Papa, viva el Papa.

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