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Es un debate continuo entre los historiadores saber cuál era la relación entre la religión cristiana y la ideología nacionalsocialista. Dejando a un lado las posturas misticistas, paganas y oscurantistas que tenían muchos de los miembros, como Joseph Goebbels, nos centraremos en la postura que tenía el nazismo con respecto al cristianismo.
Hitler utilizaba en muchas ocasiones simbología cristiana, pero también pagana, por lo que todavía no se sabe con certeza que tipo de creencia profesaba. El antisemitismo de la ideología nacionalsocialista es uno de los pilares básicos de su ideología, pero también hubo persecuciones contra los cristianos. Hay que tener en cuenta que todos los regímenes totalitarios buscan, normalmente, eliminar la religión prexistente, ya que es un contrapoder del propio Estado y un centro de moral alternativa al gobierno.
Nada más llegar al poder, en 1933, Hitler firmó el Reichskonkordat, este hecho suele ser muy utilizado por los detractores de la Iglesia católica, ya que tratan de vincular al cristianismo con el nazismo, pero el punto principal del concordato era intentar proteger la libertad religiosa en Alemania y evitar que ningún clérigo o miembro de una orden religiosa pudieran formar parte de ningún partido político.
Inmediatamente después de la firma se disolvió en Alemania la Liga de la Juventud Católica y mandó asesinar al dirigente de Acción Católica, Erich Klausener. Es aquí donde comienza el fenómeno de la Kirchenkampf (lucha de las Iglesias) La Santa Sede veía con muy malos ojos las persecuciones de los judíos y tenía profundas diferencias con la doctrina nacionalsocialista, el catolicismo defendía que “ante Dios todos son iguales independientemente de la raza”, postura que por otra parte era incompatible con el racismo nazi.
Ya en el 1937, Pio XI promulgó la encíclica Mit brennender Sorge, en la que se criticaba el paganismo y las teorías raciales del nazismo. Decía así: “Todo el que toma la raza, o el pueblo, o el Estado, o una forma determinada del Estado, o los representantes del poder estatal u otros elementos fundamentales de la sociedad humana y los divinice con culto idolátrico, previene y falsifica el orden creado e impuesto por Dios”. Tuvo que ser impresa de manera clandestina para que no la incautase la Gestapo. Después de aquello la persecución de Hitler se recrudeció, deteniendo a miles de padres y laicos católicos, y suprimiendo publicaciones católicas.
No obstante, las Iglesias protestantes también fueron reprimidas, en 1932, se creó el Movimiento de la Fe Alemana, que defendía el cristianismo positivo, pero apoyaba también elementos religiosos neopaganos, este movimiento trataba de atraer al cristianismo a posiciones paganas, estaba liderado por Ludwig Müller. Un año después, en 1933, se crearía la Iglesia nacional del Reich, cuyo obispo sería Müller. Durante la Segunda Guerra Mundial, en las escuelas alemanas la Biblia sería sustituida por el Mein Kampf y los crucifijos por esvásticas. En 1937 se celebró el Congreso de Núremberg, se decretaba que las Iglesias cristianas debían ser eliminadas y que tenía que crearse una nueva religión estatal que aunase una serie de elementos germánicos y un misticismo laico propiamente ario.
Este es un tema que, a mi juico, todavía le falta investigación y desarrollo. Hay mucho misticismo en la relación que tenía la religión y el Tercer Reich, suele ser un elemento menor en el que se fijan los historiadores, pero es de suma importancia.