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“Cose, reza, calla, cásate y sé buena madre”, el mensaje del franquismo también en los tebeos femeninos

“Cose, reza, calla” pero, sobre todo, “cásate y sé buena madre”, estos son algunos de los mensajes que el franquismo lanzó a través del cómic femenino, un género con ausencia de heroínas pero lleno de mujeres de caras cándidas que invitaban a ser la esposa perfecta. “De lo que trataban era de casarse o encontrar el amor, porque en aquella época el noviazgo era tan indisoluble como el matrimonio”, cuenta José Antonio Ortega Anguiano, uno de los tres autores del ensayo “Cose, reza, calla: la mujer del franquismo a través de los tebeos”, un análisis antropológico, sociológico e histórico de la mujer a través del tebeo que va desde 1936 a 1977.

En los 40 “el príncipe y la pastorcilla”
Cuatro décadas en las que estas viñetas dirigidas a la mujer evolucionaron de manera paralela a la sociedad pero sin dejar de lado “los amores”. Así, como cuenta Ortega, en los años 40 todo son “cuentos de hadas y genios” en los que al final aparece “un príncipe que acaba casándose con la pastorcilla”. “En aquella época parecía que el matrimonio era única manera que la mujer tenía de salir de una baja situación”, apunta. La mujer estaba supeditada legalmente en el franquismo a un tutor masculino, ya fuera el padre o el marido, y sus salidas laborales estaban muy restringidas.

En los 50 los ingenieros
El tiempo avanza, no el mensaje, y en los años 50 la mujer “sueña con pillar a un ingeniero”. El matrimonio sigue siendo el “leitmotiv” pero ya en los 60, con la incorporación de la mujer a la universidad, los tebeos se llenan de historias divertidas en las que sus protagonistas, además de reirse, “encuentran novio”. “Porque de casarse es de lo que se trata”, enfatiza. En este entorno en el que el Franquismo aprobó leyes y Reales Órdenes que marcaron la ideología que debía imponerse a la mujer, el ensayo de Ortega Anguiano, Rafael Infantes y María José Ramos, aborda títulos como la revista “Mis chicas” (1941), “Azucena” (1946), “Florita” (1949) “Sissi” (1958) o “Claro de Luna” (1959). Cabeceras que se dirigían a esta educación femenina específica, pero que brilló por su ausencia en los tebeos masculinos.

Sin continuidad y siempre la misma historia
Pero otra de las claves de estos tebeos “instructivos” es el hecho de que a expensas de algunos títulos como la propia “Florita” o “Mery la periodista”, se trata de seriales en los que “no había personajes fijos”, como los héroes de los cómics para hombres, que le dieran continuidad. El motivo: había que resolver en la misma entrega la historia de amor. “Eran tebeos dirigidos a educarse, pero resulta que lo que reflejaban eran historias de amor que empezaban y terminaban en ese tebeo. Al siguiente número de la colección había otra mujer con otra problemática, pero al final también acababa casándose”, destaca este estudioso cordobés del cómic.

Un campo poco estudiado
En un total de 130 páginas, este trabajo, que busca editorial para ser publicado, se encontró con “escasísima bibliografía” a la que acudir para ampliar e ilustrar el ensayo. Y es que, si el cómic es de por si un género del que sólo unos pocos guardan auténticos tesoros, al hacer referencia a la viñeta femenina del franquismo todo parece “complicarse”. “Quizá una de las respuestas esté en que no se le ha dado nunca la importancia real que tiene. Yo viví aquella época, y yo tengo colecciones porque mi hermana me las regaló. Pero el resto de los coleccionistas de cómic, que casi todos somos varones, no le hemos dado importancia porque eran muy pueriles y no hablaban más que de amor. Lo hemos despreciado”, aclara. Pero Ortega no quiere olvidar que se trataba de trabajos hechos por grandes dibujantes como Vicente Roso o Rosa Galcerán.

Lejos ya de estos años, en la actualidad es imposible encontrar en nuestro país un tebeo con este perfil. “Hoy lo que hay es un tebeo hecho por mujeres, que trata la problemática de la mujer, pero no es un tebeo como aquel, que era para educar a la mujer en concreto”, concluye.

Portada de la revista “Sissi” facilitada por José Antonio Ortega Anguiano / EFE
Portada de la revista “Sissi” facilitada por José Antonio Ortega Anguiano / EFE

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