Copenhague inaugura en unos días la mezquita Marián, la primera en Escandinavia que solo cuenta con mujeres imanes y que nace con el objetivo de difundir la versión más progresista del Islam y desafiar a las fuerzas conservadoras.
“No es una mezquita para mujeres, es una mezquita para todos con mujeres imanes y que los viernes se convierte solo para mujeres durante las horas del rezo”, explica a Efe su fundadora, la danesa Sherin Khankan.
Su idea original era permitir el rezo mixto, pero el comité que dirige la mezquita y del que ella forma parte junto a varios hombres y mujeres echó abajo la propuesta para evitar reacciones extremas, una decisión que Khankan ahora ve más adecuada.
“No queremos crear caos, sino cambio. Hay que actuar con mucho cuidado, no puedes quemar los puentes con tu comunidad”, afirma Khankan, hija de una finlandesa cristiana y un sirio musulmán.
La existencia de mezquitas con mujeres imanes no es infrecuente en China y se ha ido extendiendo a cuentagotas en los últimos años a países como Estados Unidos, Sudáfrica, Canadá, Bélgica y Alemania.
Aunque aún no está oficialmente inaugurada, la mezquita Marián -situada en un piso en el centro de Copenhague- lleva funcionando desde hace meses, culminando un proyecto que tienen sus orígenes en agosto de 2001, cuando Khankan fundó Musulmanes Críticos, primera organización islámica danesa que incluía a mujeres.
Pero los atentados del 11-S en Estados Unidos dispararon la islamofobia y colocaron a los musulmanes “a la defensiva”, lo que aparcó un proyecto que renació hace un año con la creación de Femimam, una red de mujeres imanes de la que surgió la mezquita.
“Era importante abrir una mezquita como esta porque existe una nueva generación de musulmanes críticos en Europa que se sienten huérfanos. Creemos que hay una necesidad en las nuevas generaciones de algo nuevo”, sostiene Khankan, socióloga especializada en el Islam y que se ha formado también en Egipto y Siria.
Aunque la iniciativa busca sobre todo difundir “los valores islámicos progresistas”, incluido el feminismo islámico, supone también una vuelta a las raíces, aclara.
Fue el califa Umar, el segundo que gobernó el imperio islámico tras morir Mahoma, quien quitó a las mujeres la opción de dirigir plegarias, algo que hacía por ejemplo Aisha, esposa del profeta.
De ahí que una de las aspiraciones de esta iniciativa sea desafiar las estructuras patriarcales que existen dentro de las instituciones religiosas y que explican la generalizada oposición al proyecto de la comunidad islámica danesa, pero también de algunas mujeres musulmanas o incluso de parte de su propia familia.
Pese a las dificultades el proyecto avanza: han celebrado cinco matrimonios (dos de parejas que viajaron desde Suecia y Noruega) y varios divorcios; el número de imanes ha pasado de dos a cinco y planean abrir una academia islámica para formar más mujeres imanes.
El rezo se celebra de momento un viernes al mes, pero el objetivo a corto plazo es que se pueda hacer cada viernes.
La mezquita Marián -formada sobre todo por suníes pero abierta a cualquier corriente del Islam- tiene también otra aspiración: enfrentar la creciente islamofobia que existe en Europa y, en particular, en Dinamarca, donde la segunda fuerza política más votada es un partido ultraconservador de ese corte.
“Lo hacemos simplemente con nuestra existencia: es difícil decir que las mujeres musulmanas están oprimidas y que el Islam oprime a las mujeres cuando hay una mezquita como la nuestra”, resalta Sherin Khankan.