La ONG antiabortista “40 días por la vida” se ha manifestado este miércoles 2 de noviembre frente a una clínica ginecológica que practica interrupciones voluntarias del embarazo.
En el aquelarre intimidatorio que lleva a cabo la organización convocante ha participado el Obispo de Alicante-Orihuela José Ignacio Munilla.
Causa sonrojo la preocupación que manifiesta por futuros seres todavía no nacidos y su derecho a la vida. Esa pasión podía volcarla en defender a los niños ya nacidos de la voracidad sexual de sus colegas de profesión.
Curas y obispos deberían tener cuidado y no mezclarse con organizaciones que ya han recibido sentencias para impedir que se manifiesten a menos de 100 metros de las clínicas. Esas manifestaciones provocan dolor, desasosiego e intimidación a las mujeres y a las trabajadoras y los trabajadores de las clínicas.
Los jueces juzgarán pero parece que esta organización es reincidente en una supuesta desobediencia a las resoluciones judiciales. Salvo que lo dictado en el País Vasco y Cataluña no sirva para Alicante y el resto del territorio nacional.
El prelado Munilla, conocido por sus tendencias políticas, se permitió la osadía de hablar de democracia.
Si no fuera porque produce sonrojo sería motivo de risa que hablara de democracia un individuo perteneciente a la iglesia católica española siendo la mayor colaboradora del régimen fascista que asoló este país durante cuarenta años.
Buscando con esmero y cuidado, no se encuentra ninguna homilía de Munilla condenando los métodos de Franco, ni a la pederastia institucional que ha arruinado las vidas de los niños ya nacidos y desgraciadamente caen en las garras de personajes del clero.
Por esta razón nos parece que manifestarse ante la clínica para rezar contra un derecho de las mujeres es un ejercicio de puro cinismo y de misoginia propio del fanatismo de la jerarquía católica española.
Alicante Laica expresa que este comportamiento es deplorable y rechaza la injerencia del obispo en los asuntos de la sociedad civil.
Declaramos que es imprescindible un sociedad laica, un Estado laico, donde no se produzcan este tipo de situaciones tan lamentables y pedimos a la Justicia que actúe con contundencia para salvaguardar los derechos y la libertad de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo tal y como les permite la ley.
