Cuanta más atención se le preste al Comité de Bioética, peor. Jurídicamente carece de cualquier valor, como ya se encargarán de argumentar los servicios jurídicos del Estado.
El resultado de la votación es la expresión de una “mayoría parlamentaria” que empezó a configurarse en las elecciones generales del 20 de diciembre de 2015, aunque no pudo expresarse como tal mayoría para la formación de Gobierno hasta el triunfo de la moción de censura presentada por Pedro Sánchez en julio de 2018. Entre diciembre de 2015 y julio de 2018 el conflicto constitucional entre Catalunya y el Estado imposibilitó que se pudiera contar con los partidos representativos del nacionalismo catalán para la formación de una mayoría parlamentaria de Gobierno y, sin ellos, no era posible constituir tal mayoría alternativa a la de las derechas españolas.
Tras el fracaso de la primera investidura de Pedro Sánchez en coalición con Ciudadanos por la oposición de Unidas Podemos, hubo que repetir las elecciones en el mes de julio de 2016 y, tras ellas, Mariano Rajoy alcanzaría la investidura gracias a la abstención del PSOE, desvinculándose con ello la mayoría de investidura de la mayoría de gobierno. En 2018, tras la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Catalunya y tras la Sentencia de la Audiencia Nacional sobre la corrupción del PP, se levantó el “cordón sanitario” sobre el nacionalismo catalán y la “mayoría parlamentaria de Gobierno alternativa a la derecha” pudo expresarse mediante una moción de censura. Dicha mayoría parlamentaria se ha visto confirmada en las dos elecciones generales de 2019.
Desde diciembre de 2015 la derecha es minoritaria en España. Mariano Rajoy agotó en una legislatura la mayoría parlamentaria absoluta de 2011. Como consecuencia del conflicto constitucional entre el Estado y Catalunya pudo continuar dos años y medio más en la Presidencia del Gobierno. Pero sin “mayoría parlamentaria de Gobierno”, como el éxito de la moción de censura en julio de 2018 pondría de manifiesto.
Esta mayoría parlamentaria de gobierno está consiguiendo abrirse camino en un programa legislativo y presupuestario, a pesar del enorme obstáculo que ha supuesto la emergencia generada por la Covid-19 y de todas las zancadillas de los tres partidos de las derechas más las de los órganos constitucionales “en prórroga”. Desde la legislatura de 2011 con el PP con mayoría absoluta, se dejó de aplicar el principio de anualidad presupuestaria y se sustituyó la legislación parlamentaria por la legislación gubernamental. Formalmente la Constitución seguía vigente. Materialmente se operaba al margen de ella.
Esto es lo que está empezando a recuperarse tras las elecciones de noviembre de 2019. La aprobación de la ley de eutanasia no es más que expresión de la recuperación de la “normalidad constitucional”. Las Cortes Generales, representativas del “pueblo español”, expresan mediante la aprobación como Ley Orgánica la voluntad socialmente mayoritaria de garantizar el derecho a una muerte digna como derecho constitucional.
Frente a esta recuperación de la “normalidad constitucional” los partidos representativos de las derechas españolas, PP y VOX, han reaccionado como suele hacerlo la derecha cuando deja de estar en el Gobierno: intentando trasladar el debate político del Parlamento al Tribunal Constitucional y obstaculizando de todas las maneras posibles la aplicación de la ley en los términos en que ha sido aprobada.
Esto es lo que representa de manera paradigmática la actuación del Comité de Bioética, a la que, en mi opinión, no debe dársele una importancia que no merece. Cuanta más atención se le preste, peor. Jurídicamente, carece de cualquier valor, como ya se encargarán de argumentar los servicios jurídicos del Estado. Hay que actuar de la misma forma que se ha hecho respecto de las recogidas de firmas por parte del PP contra los indultos. Y nos tenemos que acostumbrar a que esto va a ser así en los dos años y pico que quedan de legislatura. A nadie puede extrañar que haya hooligans de VOX en el Comité de Bioética. O es que no sabemos el país en el que vivimos. Afortunadamente, son minoría social y únicamente expresan su frustración por el hecho de serlo. Su escrito lo que debe es reafirmarnos en que estamos donde tenemos que estar.
El centro de atención hay que ponerlo donde hay que ponerlo: en el programa de recuperación de la normalidad institucional con la renovación de los órganos constitucionales y de reconstrucción económica en el marco europeo en el que cada vez estamos más inmersos.