Ricardo Tobón Restrepo es el obispo que más ha encubierto a sacerdotes pederastas en Colombia. Es discípulo del cardenal Alfonso López Trujillo y protegido del papa Francisco, quien a pesar de conocer las denuncias contra Tobón, lo ha mantenido en su cargo.
Las sentencias de la Corte Constitucional, dos hasta el momento, no han sido suficientes para que los obispos de Colombia entreguen las miles de denuncias contra sacerdotes pederastas que reposan en los archivos secretos de las diócesis, arquidiócesis y comunidades religiosas.
El caso de Ricardo Tobón Restrepo, arzobispo de Medellín, es sintomático: a pesar de las órdenes impartidas por los jueces de la República, Tobón se niega a cumplirlas, y cuando lo hace, miente en las respuestas que entrega, cometiendo el delito de falsedad ideológica en documento privado.
En la última respuesta que entregó, obligado por la Sentencia SU-191-22, omitió el nombre de José Elías Lopera Cárdenas, un sacerdote muy poderoso de Medellín y cercano al narcotraficante Pablo Escobar, de quien era su confesor. Lopera Cárdenas fue denunciado por un hombre con quien mantuvo una relación amorosa desde que este último era menor de edad. La historia fue conocida por todo el país y hasta la Conferencia Episcopal se manifestó en su momento, pero el arzobispo eliminó el nombre de Lopera Cárdenas de la lista de 36 sacerdotes que decidió entregar el pasado 25 de agosto.
Otro ejemplo es el del sacerdote Diego Fernando Bedoya Bonilla, a quien Tobón protegió en el 2020 cuando, obligado por la Sentencia T-091-20, dijo que este cura no tenía ninguna denuncia por abuso sexual. Sin embargo, en la nueva respuesta que entregó en agosto pasado reconoció que Bedoya Bonilla fue denunciado desde el 2013.
En la lista que entregó monseñor Tobón en agosto faltan muchos sacerdotes, pues el arzobispo se niega a responder por 915 casos por los que Vorágine preguntó en un derecho de petición.
Siguiendo el ejemplo de Tobón
El arzobispo de Medellín ha metido en bastantes aprietos a la Iglesia católica, no solo por los hechos comprobados de encubrimiento a decenas de sacerdotes pederastas, de los que ha salido impune con el apoyo del papa Francisco, quien lo mantiene en la capital de Antioquia, sino también porque abrió un boquete en la Corte Constitucional que hoy tiene a los altos jerarcas respondiendo ante los jueces de la República. Los arzobispos de Cali, Bogotá y Bucaramanga y el obispo de Sonsón-Rionegro decidieron seguir su ejemplo.
El primero fue el arzobispo de Cali, monseñor Darío de Jesús Monsalve Mejía, quien se negó a responder un derecho de petición que preguntaba por 627 curas porque, según él, Vorágine no es un medio objetivo ni serio. La jueza 13 civil del Circuito de Cali le dio 48 horas al arzobispo Monsalve para que respondiera, pero no lo quiso hacer. Tampoco impugnó la sentencia. La jueza Luz Amparo Quiñones inició un incidente de desacato que luego archivó, a pesar de que Monsalve nunca cumplió las órdenes que impartió su despacho.
Luego fue el arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal, Luis José Rueda Aparicio, quien se negó a responder un derecho de petición que preguntaba por 927 sacerdotes. De manera conveniente, monseñor Rueda entregó los nombres de los seis sacerdotes que la Arquidiócesis de Bogotá ha suspendido o expulsado en los últimos meses, para así evitar responder sobre todos los sacerdotes que han tenido relación con esa jurisdicción eclesiástica.
Pero no solo eso, el arzobispo dijo en la respuesta al derecho de petición que en Bogotá no existe un archivo secreto en el que reposen las denuncias por pederastia contra sacerdotes. Como la Iglesia católica sigue el derecho canónico a rajatabla, y este ordena tener un archivo sobre cada sacerdote, surgen entonces dos hipótesis: o el arzobispo más importante de Colombia está mintiendo o ya destruyó el archivo secreto, como lo hicieron los obispos en Alemania. Ambas hipótesis constituyen un delito dentro del ordenamiento jurídico colombiano.
En primera instancia, el Juzgado 33 Civil de Bogotá le ordenó al arzobispo Rueda Aparicio responder el derecho de petición en 48 horas, pero en las consideraciones dejó la puerta abierta para que el arzobispo solo complemente la información que entregó de los seis curas pederastas. Monseñor Rueda, en vez de obedecer la orden del juez y darles ejemplo a todos los obispos de Colombia, impugnó la sentencia, la cual fue confirmada en segunda instancia y, al igual que en el caso de Cali, el juez Hernán Andrés González Buitrago inició un incidente de desacato que luego archivó para complacer al arzobispo de Bogotá.
El presidente de la Conferencia Episcopal no está solo. Monseñor Rueda Aparicio contrató a la prestigiosa firma DG&A Abogados para el trámite de esta acción de tutela. Tal como lo hacen los arzobispos de Medellín y Villavicencio, el de Bogotá está gastando millonarios recursos de las limosnas y los diezmos de los feligreses para pagar costosos bufetes de abogados y evitar responder por los curas pederastas.
El obispo de Sonsón-Rionegro, quien también contrató al mismo abogado que defiende a los arzobispos de Medellín y Villavicencio, se negó a responder por 485 sacerdotes. Según monseñor Fidel León Cadavid Marín, él no tiene por qué acatar una sentencia de la Corte Constitucional que solo obliga a responder a la Arquidiócesis de Medellín. Una acción de tutela fallada en primera instancia por el Juzgado Segundo Penal de Rionegro le ordenó a monseñor Cadavid responder el derecho de petición en un plazo de dos meses. El obispo impugnó el fallo, pero perdió de nuevo en segunda instancia. Hace pocos días entregó información sobre doce sacerdotes denunciados por abuso sexual de menores de edad, pero Vorágine presentó un incidente de desacato para que responda por los 485 curas por los que le preguntamos.
Finalmente, el arzobispo de Bucaramanga, Ismael Rueda Sierra, se negó a responder un derecho de petición que preguntaba por 377 sacerdotes. Rueda Sierra se negó a responder, la jueza 14 Civil Municipal de Bucaramanga falló en su contra y este impugnó la sentencia. Hasta el momento no ha habido fallo de segunda instancia.
Para la Iglesia católica, el derecho canónico está por encima del derecho ordinario. Lo citan como fuente de derecho en las acciones constitucionales que enfrentan. Los altos jerarcas parecen estar por encima de la Constitución y de la Ley. Ya lo decía monseñor Mauricio Vélez García, obispo auxiliar de Medellín, que los jueces que condenan a la Iglesia son ignorantes: “Para mí es un acto de profunda ignorancia cuando un periodista o cuando un juez o cuando alguien enmarcado en la Ley dice: ‘Se condena a la Iglesia’. ¡Por Dios! Eso es pura ignorancia, porque la Iglesia es divina, y lo que es divino no puede ser juzgado por los hombres”.
Estos son los cuatro obispos de Medellín que han encubierto a sacerdotes pederastas y abusadores sexuales:
Desde que es obispo ha encubierto a sacerdotes pederastas, entre ellos a Luis Eduardo Cadavid, de la Diócesis de Sonsón-Rionegro, condenado por la justicia ordinaria por violar a dos hermanos. Desde su llegada a Medellín, en el 2010, solo por citar dos ejemplos, Tobón protegió a Mario Castrillón, condenado por la Corte Suprema de Justicia por violar a dos niños, y lo volvió a nombrar párroco cuando este salió de la cárcel; también protegió a Roberto Cadavid, suspendido por él mismo en mayo del 2012 por abusar de varios monaguillos y estudiantes, pero, aun así, nombrado seis meses después para irse a trabajar a Brooklyn, Nueva York, con una carta suya de recomendación.
En la única entrevista que ha dado para esta investigación, el 1.° de marzo del 2018, Tobón dijo que jamás había protegido a pederastas y que, por el contrario, era muy estricto con su clero.
Falleció el 21 de julio del 2021 a los 87 años. Durante su arzobispado (1998-2010) encubrió a sacerdotes pederastas e incentivó el pago de millonarias sumas de dinero para silenciar a los sobrevivientes, según una fuente protegida. Para citar solo un ejemplo, al pederasta Roberto Cadavid lo trasladó en el 2005 de la parroquia y el Colegio Nuestra Señora de Chiquinquirá, en Bello, a la parroquia Santa Ana y el Colegio Pablo VI, en Manrique Oriental, justo después de que Cadavid violara a varios monaguillos y estudiantes. Así lo determinó la propia investigación que hizo la Arquidiócesis de Medellín y se lo confirmó a esta alianza periodística una fuente protegida.
Es el obispo auxiliar de Medellín. Fue capellán de Comfenalco y profesor de las universidades Pontificia Bolivariana y Luis Amigó. Párroco de La Inmaculada, en La Floresta, entre 2007 y 2012, y de Nuestra Señora de Belén, donde también fue rector del Liceo San Rafael hasta que fue nombrado obispo por el papa Francisco.
Un hombre que dice haber sido víctima de abuso sexual en su infancia y adolescencia por dos sacerdotes en los colegios Calasanz y San Rafael, de Medellín, le contó al entonces padre Mauricio Vélez sobre estos abusos. En lugar de tramitar su caso ante la Arquidiócesis de Medellín, como le correspondía hacerlo, Vélez le dijo: «Eso no son cosas de Dios, sino de los hombres» y lo mandó a hablar con un sacerdote del Colegio Calasanz, que tampoco lo ayudó.
En diciembre del 2020, Vélez García dijo que los jueces son ignorantes cuando condenan a la Iglesia, y además aseguró que “un abuso a un menor de edad es pararlo en una esquina a las cinco de la mañana con una maleta de siete kilos en la espalda para que lo recoja un transporte”.
Vorágine buscó a monseñor Vélez García para que entregara su versión de los hechos, pero no contestó.
Es discípulo de Ricardo Tobón Restrepo, a quien le debe su carrera como obispo. Álvarez Botero es sacerdote de la Diócesis de Sonsón-Rionegro, donde su jefe fue Tobón Restrepo hasta el 2010, cuando este último fue nombrado arzobispo de Medellín. Al llegar a la capital antioqueña, Tobón Restrepo ungió a Élkin Álvarez para que fuera su obispo auxiliar. Luego, ambos fueron vicepresidente y secretario general de la Conferencia Episcopal, respectivamente.
Desde octubre del 2020, Élkin Álvarez es obispo de Santa Rosa de Osos y desde mayo del 2022 es administrador de la Arquidiócesis de Santa Fe de Antioquia. En su episcopado en Medellín, desde el 2012 hasta el 2020, cohonestó a Ricardo Tobón en todos los casos de encubrimiento a sacerdotes pederastas.
Recientemente, Elkin Álvarez salió en un video a decir que todos los obispos tenían el interés de “terminar con esta dramática y aterradora situación de los abusos a menores”. Días antes de ese video, llamó a la víctima de un sacerdote a pedirle que se quedara callada, que no le hiciera daño a la Iglesia. Álvarez conoció la historia de una sobreviviente de los sacerdotes Martín Jaramillo Montoya y John Mario Cardona, y aun así no hizo nada. Por el contrario, le dijo a la víctima que lo que le acababa de contar quedaba entre los dos en secreto de confesión.