No soy creyente de las religiones africanas pero les tengo respeto desde el conocimiento que existe en algunas sociedades como Cuba, Brasil y otros países del Caribe. Y naturalmente en África, sobre todo se supone que en Nigeria, de donde llegaron al nuevo continente encadenados sus dioses en los barcos de negreros. Luego vino el sincretismo como fórmula de resistencia y camuflaje de credos para que parecieran católicos y no fueran proscritos con la crueldad con la que se ejerció la esclavitud que ha quedado redimida sólo ahora con la victoria de Barack Obama.
Hay muchos santos -sacerdotes de estas religiones- que hacen "trabajos" para lograr objetivos; los más de ellos en positivo, no para hacer mal a nadie, sino para lograr un favor o una merced que por los méritos normales de la vida se resisten; pero también existe magia negra que se ejercita para hacer daño a quien se le tiene resentimiento: Haití, aunque no lo conozco, tiene fama de tener expertos en artes ocultas y misteriosas para conseguir el mal; he oído contar leyendas espeluznantes. Y también cosas que suenan a broma, como poner una foto de la persona que se quiere perjudicar entre varios langostinos o camarones podridos y meter tal receta en el congelador para que el reposo obre la maldición.
Todo esto viene a cuento de lo que le ocurre al PP de Mariano Rajoy, porque empiezo a considerar que desde el segundo mandato de José María Aznar, este partido pudiera estar incurso en un proceso de maldición provocado por exorcismos antitéticos que le estarían llevando a un abismo del que no se recuperará sino desde su refundación.
El "trabajo", si es obra de religiones ocultas, está tan bien hecho que no cabe imaginar más cúmulo de desgracias para la credibilidad de un partido. La de hoy, es para nota superior: ahora, el Tribunal Supremo sentencia con una rotundidad apabullante que la objeción a la Educación para la Ciudadanía está sencillamente fuera de la ley.
Ni en inglés ni en alemán ni en ruso. Las bromas de la Generalitat valenciana han dejado sin educación de una asignatura obligatoria a millares de niños que han sido los perjudicados por una obcecación política de un partido irresponsable. Esperanza Aguirre, aparte de convivir con espías que ni ella misma sabe ya para quien trabajan, tendrá que remendar su excelente desaguisado en las escuelas de la Comunidad Autónoma de Madrid: un motivo más para su gloria.
Pero en política existen responsabilidades y conviene recordar que cuando uno se equivoca y su cálculo es tan disparato como el que ha hecho el PP liderado por Mariano Rajoy, tiene que responder con su dimisión por ello. La política tiene puertas de entrada, pero también de salida y es hora de que algunos dirigentes del PP recuerden la dignidad con la que dimitieron Alfonso Guerra, Carlos Solchaga, Gustavo García Varlverde, José Luis Corcuera etc. En ese campo, el PP está tan inédito que sólo recuerdo a Manuel Pimentel, que lo hizo para abandonar el partido. Si el descrédito del PP es producto de un trabajo de santería, la cosa pudiera tener una consideración distinta. Conozco a algunas personas en La Habana que le podrían hacer "una limpieza" a Mariano Rajoy.
Claro, que con la actitud que han tenido con la política cubana ni siquiera creo que haya un santero que les quiera echar una mano.
Carlos Carnicero es periodista y analista político