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Celáa tiene razón

Las declaraciones de la ministra de Educación, en un acto de la escuela concertada católica, sobre el derecho de los padres a escoger centro, han generado críticas y un ataque irracional por parte de aquellos que lo que pretenden es hacer negocio con la educación o facilidades para su adoctrinamiento con dinero público.

Como maestro de la pública que fui durante 39 años y defensor desde el principio de la escuela pública, creo que las declaraciones de Celáa fueron no solo valientes sino también racionales y coherentes con lo que la Constitución en su artículo 27 dice y sobre todo con lo que un Estado, por ley laico y público, debe hacer: defender lo público y poner sobre la mesa la necesidad el debate de la enseñanza concertada, y más cuando ésta últimamente está degenerando en negocio para los que la defienden y la impulsan; adoctrinamiento y generación de división social.

Hay que ser serios y no criticar las palabras de la ministra ni darle eco a los que la atacan desde medios afines al empresariado, sin explicar, para ser imparciales y no emplear la parcialidad, que la escuela concertada surge cuando el Estado no puede llegar con sus recursos públicos. Pero hoy en día, la escuela pública, el Estado, puede llegar casi al 90%, por lo que no es necesaria, y se deben poner recursos públicos a la escuela pública.

Si es cierto que la familia debe tener libertad de escoger centro, solo faltaría decir lo contrario, sería anticonstitucional y antidemocrático. Pero estarán de acuerdo conmigo en que esta libertad acaba si es con recursos públicos, si el Estado le da la posibilidad de un centro público. Si se quiere elitismo, segregación, adoctrinamiento, uno es libre, pero no con recursos públicos. El Estado no debe pagar la segregación, existen colegios concertados que discriminan entre chicos y chicas. El Estado no debe pagar el adoctrinamiento católico: existen colegios concertados católicos que empiezan sus clases rezando y realizan procesiones y visitas pastorales en sus actividades. El Estado no puede ni debe pagar la exclusión: existen centros concertados que, con la excusa de no poseer profesores de educación especial, no permiten la inclusión en sus clases de alumnos y alumnas con déficit y de otras etnias.

En resumen, como luchador, defensor de la escuela pública y sobre todo como maestro y profesor durante 39 años, ahora estoy ya jubilado, creo que las palabras de Celáa fueron valientes y coherentes con un Estado democrático del siglo XXI, y con ello no se atenta a la libertad de elección, sino que potencia la igualdad. Por cierto, hay centros cooperativos concertados que están realizando una gran labor, pero a diferencia de las asociaciones y centros concertados católicos no han puesto el grito al cielo, ni por parte de sus propietarios, ni maestros, ni asociaciones de padres. ¿Por que será? Piénselo.

Ximo Estal Lizondo,  socio de Morvedre Laica.

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