Carod impulsa una pionera ley de lugares de culto para garantizar «convivencia y pluralidad».
La Generalitat está decidida a poner fin a las controversias entre vecinos y ayuntamientos cada vez que los musulmanes, o los fieles de otra religión distinta de la católica, quieran un centro de culto.
En una iniciativa pionera (sólo en México y Estados Unidos hay normas similares), el consejo ejecutivo del gobierno catalán aprobó ayer un proyecto de ley sobre centros de culto o reunión con fines religiosos.
La norma tiene por objeto "garantizar la libertad de culto" regulando des de la administración las condiciones de seguridad, dignidad e higiene que deben cumplir los templos para obtener licencias municipales de apertura. La ley establecerá que los centros (sus minaretes o campanarios) se ajusten a la normativa sobre contaminación acústicab y contempla que, si algún templo, no cumple la ley se precinte.
Vigente en un año
En el plazo de un año el gobierno catalán aprovará un reglamento que despliegue la norma para que los ayuntamientos tengan las menores dudas sobre si conceder o no licencias. Mientras no lo haya, los consistorios decidirán. Para ellos se preserva cierto margen caso que la seguridad esté preservada pero no se cumplan "plenamente" todas las condiciones. La Generalitat creará una línea de ayudas para resolver estos casos.
En los últimos años en Catalunya, donde la comunidad musulmana es la más numerosa entre los nuevos ciudadanos, han surgido problemas y los ayuntamientos han echado en falta una ley que les facilite tomar decisiones sobre si autorizar o no la apertura de mezquitas.
Cuarenta han sido los municipios que, en el último año, han recurrido a la Generalitat para resolver dudas sobre cómo gestionar la necesidad de centros de culto. En Catalunya hay ahora 169 mezquitas y 2500 templos católicos.
El vicepresidente de la Generalitat, Josep-Lluís Carod-Rovira, de quien depende la dirección general de Asuntos Religiosos, presentó la norma asegurando que servirá para "dotar de marco legal la pluralidad religiosa" de una Catalunya donde el cambio demográfico ha permitido visualizar "otras confesiones".
Espíritu laico
Carod presentó la norma des de un espíritu "laico" y con intención de preservar la "convivencia democrática" entre confesiones y la "cohesión social" entre ciudadanos.
La ley obligará a que los nuevos planes urbanísticos destinen suelo a uso religioso y se escuchará a las confesiones para asignar espacios. De cumplir la ley quedan excluidos los templos que formen parte del inventario del Patrimonio Cultural Catalán, es decir gran parte de las iglesias católicas.
El vicepresidente explicó que, en los últimos meses, su departamento se ha reunido con 27 entidades de las trece religiones reconocidas en Catalunya. También se refirió a la petición del arzobispado de Barcelona para que la religión católica tuviera una ley específica. Carod justificó el no de la Generalitat a la petición con el argumento de que "no se puede hacer una ley para cada religión" y que la "igualdad y laicidad" debe regir en la administración pública.