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Retirada de la cruz franquista de Ribalta en Castelló

Castelló ya sin la cruz franquista · por Pep Lluís Grau

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Esta publicación expresa la posición de su autor o del medio del que la recolectamos, sin que suponga que el Observatorio del Laicismo o Europa Laica compartan lo expresado en la misma. Europa Laica expresa sus posiciones a través de sus:

El Observatorio recoge toda la documentación que detecta relacionada con el laicismo, independientemente de la posición o puntos de vista que refleje. Es parte de nuestra labor observar todos los debates y lo que se defiende por las diferentes partes que intervengan en los mismos.

Hoy se cumplen quince días de la retirada de la cruz franquista del Parque Ribalta de Castelló. Una buena noticia para muchas ciudadanas y muchos ciudadanos, cuyos familiares vivieron la brutal represión de un régimen que, después de ganada la guerra, siguió persiguiendo, depurando, encarcelando y asesinando. Mil fusilados en el Riu Sec, como muestra el Memorial democrático del cementerio civil de Castelló.

Aquel monumento no podía representar, en absoluto, ningún tipo de reconciliación, como muchos argumentaban. Era el monumento franquista a los ‘caídos por Dios y por la patria’, que después, en los años ochenta, se resignificó con la frase ‘a todas las víctimas de la violencia’, pero que recordaba demasiado al monumento que en su día exaltó la victoria fascista y la represión más violenta de nuestra historia.

Yo estuve casi todo el día esperando el momento definitivo, que se prolongó hasta bien entrada la noche. Los trabajos se complicaron para preservar la integridad de la cruz que debía ser trasladada a la parroquia de Santo Tomás de Villanueva. Fundamentalmente a lo largo de la mañana se produjeron los incidentes más significativos, protagonizados por individuos de la extrema derecha, que se sintieron bien acompañados por distintos colectivos, como los abogados ‘cristianos’, cargos públicos de Vox, del PP y de Ciudadanos.

A primera hora de tarde, la mayor parte de estos colectivos se fueron, después de insultar, amenazar y gritar las groserías más brutales que podamos imaginar. Al parecer, ya habían cumplido su objetivo: demostrar que el odio, la amenaza y la violencia verbal son su patrimonio más valioso. Muy lamentable.

La derecha de este país, desgraciadamente, sigue manteniéndose demasiado cerca de esa gente en momentos tan simbólicos y significativos como éste. Que se pongan del lado de los violentos y de los fascistas cuando de lo que se trata es de cumplir una ley aprobada por la soberanía popular dice poco del talante democrático que se arrogan de forma reiterada.

Los aplausos que se prolongaron durante algunos minutos cuando la cruz fue depositada finalmente en el camión, sin gritos, sin amenazas y sin insultos fueron la muestra más clara de la dignidad de una parte considerable de la ciudadanía de Castelló.

Qué bien si éste fuera el capítulo final de una infamia que se prolongó innecesariamente durante demasiado tiempo.

*Secretario de Cultura y Memoria Democrática de la ejecutiva del PSPV de Castelló

Avui fa quinze dies que es va retirar la creu franquista del Parc Ribalta de Castelló. Una bona notícia per a moltes ciutadanes i molts ciutadans, els familiars dels quals visqueren la repressió brutal d’un règim que, després de guanyada la guerra, va seguir, perseguint, depurant, empresonant i assassinant. Mil afusellats al Riu Sec, com mostra el Memorial democràtic del cementeri civil de Castelló.

Aquell monument no podia representar, en absolut, cap mena de reconciliació, com molts argumentaven. Era el monument franquista als ‘caiguts per Déu i per la patria’, que després, als anys vuitanta, es va resignificar amb la frase ‘a totes les víctimes de la violència’, però que recordava massa al monument que el seu dia exaltà la victòria feixista i la repressió més violenta de la nostra història.

Jo vaig estar quasi tot el dia esperant el moment definitiu, que es va allargar fins ben entrada la nit. Els treballs es van complicar per tal de preservar la integritat de la creu que havia de ser traslladada a la parròquia de Santo Tomás de Villanueva. Fonamentalment al llarg del matí es van produir els incidents més significatius, protagonitzats per individus de l’extrema dreta, que es van sentir ben acompanyats per diferents col·lectius, com els advocats ‘cristians’, càrrecs públics de Vox, del PP i de Ciudadanos.

A primera hora de vesprada, la major part d’aquests col·lectius se’n van anar, després d’insultar, amenaçar i cridar les grolleries més brutals que ens puguem imaginar. Sembla que ja havien acomplit el seu objectiu: demostrar que l’odi, l’amenaça i la violència verbal són el seu patrimoni més valuós. Molt lamentable.

La dreta d’aquest país, malauradament, segueix mantenint-se massa a prop d’aquesta gent en moments tant simbòlics i significatius com aquest. Que es posen del costat dels violents i dels feixistes quan el que es tracta és de complir una llei aprovada per la sobirania popular diu ben poc del tarannà democràtic que s’arroguen de manera reiterada.

Els aplaudiments que es perllongaren durant alguns minuts quan la creu fou dipositada finalment al camió, sense crits, sense amenaces i sense insults van ser la mostra més clara de la dignitat d’una part ben considerable de la ciutadania de Castelló.

Què bé si aquest fos el capítol final d’una infàmia que es va allargar innecessàriament durant massa temps.

*Secretari de Cultura i Memòria Democràtica de l’executiva del PSPV de Castelló

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