La Iglesia “vive su propia fragilidad económica”, según la Conferencia Episcopal, que defiende que la Iglesia “ahorra millones de euros al Estado” y que atendió a más de cuatro millones de personas en 2020 a través de sus centros asistenciales y sanitarios
Casi la mitad de la diócesis españolas (34 de 69) declararon déficit a lo largo de 2020, el año de la pandemia en el que se produjo una drástica reducción en la práctica religiosa y una sonora reducción de hasta el 7% en los ingresos, según los datos presentados este mediodía en la sede de la CEE y que forma parte de la Memoria de Actividades que cada año presentan los obispos al Ministerio de la Presidencia para justificar los gastos derivados del 0,7% de la polémica ‘X’ de la Renta, que en ese ejercicio tuvo un resultado histórico, con 297 millones de euros, el segundo más relevante en democracia.
“Estuvimos cerrados varios meses, y cuando después se abrió fue con importantes restricciones de aforo, y con el legítimo miedo al contagio”, explicó el portavoz de la CEE, Luis Argüello. Pese a todo, admitió, el descenso en la práctica religiosa es estructural: “No habíamos salido de la crisis de la pandemia y estamos en una nueva crisis económica, de la que todavía no sabremos cómo saldremos”, añadió Argüello, quien apuntó que la Iglesia “vive su propia fragilidad económica”.
“Seguramente valoremos un año 2021 en lo que los datos puedan ser mejores, y veremos un 2022 en el que ya estamos viendo nuevas dificultades económicas”, abundó el todavía obispo auxiliar de Valladolid, quien reivindicó la Iglesia como un lugar “para encontrar motivos para esperar y las razones para vivir” en una sociedad triste y apática, “donde cada vez se ven más enfermedades mentales e intentos de suicidio”.
Los obispos sacan pecho
“La Iglesia devuelve a la sociedad el doble de lo que recibe, sólo en actividad asistencial”, declaró la directora de la Oficina de Transparencia de la CEE, Ester Martín, quien apuntó que “la Iglesia genera un valor económico para la sociedad de 589,6 millones de euros, un presupuesto mayor que la tercera comunidad autónoma en el ranking de gastos de actividades asistenciales”. Los datos presentados este miércoles han sido auditados por PwC.
La Iglesia española ha dado cuentas del trabajo que llevó a cabo durante 2020, el año en que vivimos varios meses confinados, solos y en crisis, sanitaria, económica y personal. Un año en el que la Iglesia española atendió, según su informe, a más de cuatro millones de personas a través de sus centros asistenciales y sanitarios: 671 actividades asistenciales, sanitarias y sociales en tiempos de urgencia y dolor.
Los obispos han insistido, como en otras ocasiones, en que la Iglesia ahorra dinero al Estado. Solo en Educación, sostienen, casi 4.000 millones de euros (3.895). También destacaron que sacerdotes, religiosos y seglares dedicaron a lo largo del año más de 41 millones de horas a la actividad pastoral de la Iglesia.
Entre otros datos, la Memoria apunta que la Iglesia española dedicó a lo largo de ese año más de 52 millones de euros a 471 proyectos de construcción, conservación y rehabilitación del patrimonio. En los últimos ocho años, explican, ha empleado 511 millones de euros en el cuidado y conservación del patrimonio. En cuanto a la actividad cultural y turística de la Iglesia, los obispos calcularon un impacto económico de 22.600 millones de euros.
¿Y a qué se dedica el dinero de la Renta? Los 297,6 millones fueron fundamentalmente a las diócesis (210,9 millones). La ‘Seguridad Social del Clero’ se llevó la otra gran partida, 23,8 millones, además de ayudas a Cáritas (los obispos dotaron a la ONG de la Iglesia 6,4 millones), y distintas facultades eclesiásticas o colegios. Unos 5 millones de euros fueron a parar a campañas de comunicación.
