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Cancelación, castidad y ‘V de Vendetta’: la insólita deriva antisistema de los Propagandistas católicos

Una paradoja de la «guerra cultural» española: el portaestandarte del regimiento que combate en el frente contra la «cultura de la cancelación» de los progres resulta ser un católico más bien puritano. Sí, la histórica Asociación Católica de Propagandistas (ACdP), la defensora del valor de la castidad, la beneficiaria de los conciertos escolares, con el arzobispo emérito de Burgos como consiliario, se ha lanzado a las «gamberradas» con simbología antisistema.

Los Propagandistas parecen en plena forma. Abren periódico, impulsan plataforma católica (NEOS) y se erigen en referente del espectro ultracatólico. Y todo ello sin dejar de presentarse como víctimas «canceladas» por los «ofendiditos». La derecha incienso parece Anonymous. «Sólo nos dejan tranquilos para decir que la mujer mola, pero el hombre no», protestan.

He aquí la historia de la insólita deriva de los discípulos de Ángel Alaya y Herrera Oria.

ADN beligerante

La ACdP nació en 1908 con el impulso del jesuita Ángel Ayala para «llevar a cabo mítines de propaganda católica». Su ADN lleva de serie activismo político y propaganda mediática, especialmente a través del diario El Debate. Destacados por su papel durante los gobiernos de Primo de Rivera (1923-1930), los Propagandistas son los promotores de Acción Popular, el partido de dos figuras capitales de la derecha católica, Ángel Herrera Oria y José María Gil-Robles. Para calibrar su fuerza, un dato: en 1933, ya durante la Segunda República, fueron elegidos 34 diputados Propagandistas.

A lo largo del franquismo, hasta nueve Propagandistas llegaron al Consejo de Ministros. Herrera Oria, primer presidente de la ACdP, fue nombrado obispo en 1947 y cardenal en 1965. Los Propagandistas también sobresalieron durante la Transición. Alfonso Osorio fue vicepresidente y hubo cinco ministros más, entre ellos Marcelino Oreja –firmante de los Acuerdos entre España y el Vaticano. También fue Propagandista, al menos en su juventud, el presidente Leopoldo Calvo-Sotelo, según publicó El País cuando falleció en 2008.

Las décadas de democracia han coincidido con una pérdida de protagonismo de la ACdP, que –aunque ha mantenido músculo educativo– había dejado lejos los momentos de su mayor fuelle político, social y mediático. ¿El fin de la ACdP? No, en absoluto. Ahora un señor de aire decimonónico ha empezado a invertir la tendencia declinante, con una estrategia sorprendente en fondo y forma.

Un «gran canciller» contra la ideología «woke»

Nacido en Madrid en 1963, Alfonso Bullón de Mendoza y Gómez de Valugera fue elegido en julio de 2018 presidente de la ACdP, cargo que implica el de «gran canciller» de las Universidades CEU San Pablo, CEU Cardenal Herrera y Abat Oliba CEU, así como la presidencia del patronato la Fundación San Pablo CEU, la Fundación San Pablo Andalucía, la Fundación Abat Oliba, la Fundación Cultural Ángel Herrera Oria, el Colegio Mayor de San Pablo… El CEU cuenta con más de 25 centros educativos en todos los niveles de enseñanza. En la etapa escolar tiene diez colegios, con más de 7.500 alumnos. Al menos ocho se benefician de conciertos públicos.

Bullón, al frente de este entramado, quiere a la ACdP en primera línea de la «batalla cultural» contra el «Frente Popular» y la «ideología woke», por usar términos de los documentos de la ACdP. Para quien no sepa lo que es «woke», es el término con el que la derecha trumpista se mofa de los progres en EEUU.

Tradicionalismo antisistema

Bullón se ha consolidado como una figura del activismo católico radical, donde se observa un reparto de roles. Ignacio Arsuaga (Hazte Oír) es el provocador. Leonor Tamayo (Profesionales por la Ética-Women of the World) es la antifeminista. Polonia Castellanos (Abogados Cristianos) ejerce como martillo legal. Jaime Mayor Oreja (Valores y Sociedad) es el referente político. ¿Y Bullón? Don Alfonso es la conciencia religiosa, el conservadurismo moral puro y duro, que identifica lo nacional con lo católico y propugna «el retorno del buen español al sentido religioso de nuestros mayores«.

Doctor en Historia, de aire aristocrático y verbo culto, cuando Bullón toma la palabra no rehúye las ideas de religión, fe y Dios. No todos actúan así. La mayoría en su misma cruzada prefieren términos distintos: valores, cultura occidental, civilización, humanismo. Precisamente eso hace más llamativo que haya sido Bullón quien no sólo ha revitalizado la ACdP, otorgándole un protagonismo cada vez más destacado en el panorama ultracatólico, sino que lo ha hecho tirando de iconos de la contracultura, empleando recursos del repertorio antisistema.

Y todo eso sólo en cuanto a la estética, algo que ya de por sí podría extrañar en una institución que defiende el valor de la castidad y tiene como consiliario a monseñor Fidel Herráez, arzobispo emérito de Burgos. En cuanto al fondo, una idea empuja a la nueva ACdP: la lucha sin cuartel contra la «corrección política» y la «cultura de la cancelación».

«Vividores» con el símbolo de la muerte

La ACdP, bajo la presidencia de Bullón, ha ampliado su radio de acción. Ya no es sólo un miembro más del Foro de la Familia o de la Plataforma Sí a la Vida. Además, los Propagandistas han desempeñado un papel clave en la formación de la Plataforma Los 7.000, destinada a combatir la Ley de Eutanasia.

Es en este terreno, el del rechazo a la eutanasia, donde han comenzado con su estrategia –llamémosla así– atrevida. De los Propagandistas es la campaña Vividores, lanzada a finales de 2020, dentro de la cual colocaron una lona de 500 metros en Madrid. Sobre un fondo negro, la calavera con las dos tibias cruzadas, símbolo de la muerte, y debajo el hashtag #DebateSecuestrado.

«Corrección política» y «cancelación de la libertad»

Esta idea, la del debate «secuestrado» o la idea «censurada» o la expresión «cancelada» en el altar de la corrección política, se ha convertido en el leit motiv de los Propagandistas 2.0. Según su diagnóstico, vivimos en un país con las libertades asediadas por una izquierda censora. Esta denuncia se ha apoderado incluso del Congreso Católicos y Vida Pública, que la ACdP organiza desde 1999.

El director del congreso es el historiador Rafael Sánchez Saus, autor de Por qué Vox, el despertar de la derecha social en España, editado por Homo Legens, la editorial de referencia del partido. La 23ª edición del congreso, celebrado en noviembre, llevaba el elocuente título de Corrección política: libertades en peligro. Esta era su carta de presentación: «Asistimos a un fenómeno nuevo, el de la ‘corrección política’, y su más notable consecuencia, la cancelación de la libertad […]. Se trata de una agenda que […] supone, en primer lugar, la demolición de la familia». Para encarar ese «desafío cultural», el congreso reunía en su programa a Mario Iceta, arzobispo de Burgos; la exlíder del PP vasco María San Gil; Ryszard Legutko, portavoz en el Parlamento Europeo del partido nacionalista polaco Ley y Justicia; y al cómico y dramaturgo Albert Boadella.

Los nombres de los talleres volvían una y otra vez al mismo campo: «Ciencia, científicos y corrección política», «Lo políticamente correcto en la vida económica y empresarial», «El arte y la literatura bajo y frente a la corrección política». Testimonios como el de Marisol Caldera, «políticamente incorrecta, periodista venezolana», y Javier Cascón, «defendiendo la castidad y acogiendo mendigos«, completaban la oferta del congreso. Línea similar siguen las jornadas La eutanasia bajo el pensamiento políticamente correcto, previstas para este mes en Zaragoza. En Sevilla ha tenido lugar el encuentro La juventud salmón, una juventud a contracorrienteEn el cartel de la cita, organizada por la ACdP y la Archidiócesis de Sevilla, Jesucristo sostiene a una Estatua de la Libertad herida.

Una «legión» de «cancelados»

La iniciativa más reciente de la ACdP es Cancelados. Con una iconografía típica de los movimientos antisistema, los Propagandistas llaman a la «resistencia». Su mensaje arranca así: «Queridos ministros, ministras, ministres y menestras: No hay leyes suficientes en este mundo para conseguir que nos callemos. Y los ofendiditos ya pueden ir haciendo cola para que vayamos pidiéndoles perdón».

En la web de Cancelados una voz en off dice así: «Queremos decir muchas cosas, pero sólo nos dejan tranquilos para decir que la mujer mola, pero el hombre no, que en España hay libertad, pero que los profesores tienen que obedecer a los políticos, o que el Gobierno es bueno, pero la religión mala. Sólo nos dejan tranquilos si decimos que la familia oprime, la promiscuidad libera, el ministerio salva y la fe mata».

La campaña tiene como dianas la reforma del Código Penal para castigar el acoso a las puertas de las clínicas abortivas. Esto movió a la Asociación Católica de Propagandistas a su primera «gamberrada», pues así la llaman: la instalación de 260 marquesinas en 33 ciudades.

?La primera acción de CANCELADOS es para dar ánimos y las gracias a todos los que rezan frente a las clínicas abortistas.

❌Los promotores del aborto quieren cancelar a quienes intentan arreglar su estropicio. #NiñosCancelados

?https://t.co/hdF7hIkGmM pic.twitter.com/KfWlCuYaTk

— ACdP (@acdp_es) January 18, 2022

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La ACdP, orgullosa de la repercusión mediática, promete más «gamberradas», porque «nos gusta ser como niños» y «tenemos muchas ganas de juerga».

«No creo que se trate de un debate importado [de Estados Unidos]», señala Pablo Velasco, secretario nacional de Comunicación de la ACdP, sobre la «cultura de la cancelación» y la «corrección política». A su juicio, en España también está justificado el «preocupación» sobre la libertad de expresión, por ejemplo por la reforma que penaliza las actividades de los grupos católicos a las puertas de las clínicas. ¿Y el uso de la iconografía antisistema? Se trata de «metáforas» sobre la «exclusión de determinadas opiniones del ámbito público», dice. Y reivindica el carácter antisistema del cristianismo: «El cristianismo es la religión más perseguida del mundo y de la historia».

Antiprogresismo con «estética antisistema»

Una agenda «antiprogresista y reaccionaria a muerte» envuelta en una «estética antisistema, particularmente anarquista». Así describe la campaña Cancelados el psicólogo Adrián Juste, fundador del centro de investigación Al Descubierto, que recuerda que la incursión de derecha católica radical en las formas del activismo tradicionalmente asociadas a la izquierda es un fenómeno que ya han probado organizaciones como Hazte Oír, aunque ningún grupo la había llevado tan lejos como la ACdP.

El mensaje sobre la «izquierda censora» que «nos está cancelando por decir la verdad», añade, es un rasgo de la autodenominada «alt-right» estadounidense rebelada contra el supuesto pensamiento único progresista. A juicio de Juste, resulta llamativo que una organización tradicionalista que estuvo alineada con el franquismo logre convertirse en España en vanguardia de este discurso.

En cuanto al acompañamiento estético, Juste resalta la utilización de formas típicas del activismo anarquista, y concretamente de lo que parece la silueta de V, el personaje protagonista de V de Vendetta, la novela de Alan Moore llevada al cine por los Hermanos Wachowski.

«Este personaje es un anarquista que se enfrenta a una dictadura totalitaria fascista. Así de claro. No es una relectura, ni una doble interpretación», explica Juste. Se trata de un personaje también usado por el movimiento ciberactivista conocido como «Anonymous«. La campaña Vividores juega con parecidos elementos, al mismo tiempo que trata de generar adhesiones así: «¿Cansado de una vida mediocre?».

Una convocatoria de una manifestación de la campaña ‘Vividores’.

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Un «mantra cristofascista»

Román Cuesta, autor del capítulo sobre radicalismo religioso del informe De los neocón a los neonazis. La derecha radical en el Estado español (Fundación Rosa Luxemburgo), inscribe los movimientos de la ACdP en un marco más amplio: «La victimización como estrategia y el acercamiento a grupúsculos antisistema para captar adeptos». «El mantra ‘somos la resistencia’ es uno de los más usados por los cristofascistas para cautivar a la disidencia», explica Cuesta.

«Se trata de una estrategia –añade Cuesta– ya usada por Steve Bannon, para acercarse a elementos marginales, que normalmente no ejercían su derecho al voto, y sumar así partidarios entre conspiranoicos, negacionistas, terraplanistas, paleolibertarios y otros grupos al margen del sistema».

Más Plurales y ‘El Debate’

Detrás de «gamberradas» de los «niños» con «ganas de juerga» hay una organización fuertemente ideologizada y con vocación proselitista. La ACdP, más allá del ruido de sus performances, actúa en dos frentes: la defensa de la financiación pública para la educación privada y la causa provida. En el frente pro-concertada, la ACdP forma parte, a través de Yo Libre, de la plataforma Más Plurales, dedicada a intentar frenar la aplicación de la Lomloe o Ley Celaá. La ACdP es además la principal impulsora de la llamada Comisión Jurídica Nacional por la Libertad de Educación, iniciativa para tratar de tumbar la nueva norma educativa en los tribunales.

El segundo frente abarca la defensa lo que podríamos llamar «valores cristianos», traducidos en este caso en rechazo al aborto, la eutanasia y la llamada «ideología de género». Todos ellos son elementos esenciales de la línea editorial de El Debate, reabierto por la ACdP en octubre de 2021. El periódico, de enfoque derechista y contrario al Gobierno, se presenta como solución a una «demanda desatendida».

El Debate constituye otra prueba más de la renovada ambición de los Propagandistas, que forman parte también del núcleo de impulsores de NEOS, la nueva plataforma católica que pretende servir de «brújula» a la derecha con el referente de Mayor Oreja, habitual colaborador de la ACdP y presidente del Instituto de Estudios Europeos de la Universidad San Pablo. También dentro del grupo propagandista está el Instituto de Estudios de la Familia (IEF), cuyo objetivo es «defender los valores de la familia y la vida». ¿Con qué actividades? Dos ejemplos 1) Jornadas sobre la Familia, centradas en «la familia y la corrección política». 2) Premios Bárbara Castro.

¿Qué son los premios Bárbara Castro? Son un reconocimiento al «apoyo a la maternidad» en «situaciones de dificultad». El galardón, con una dotación de 2.000 euros, constituye un homenaje a Bárbara Castro, una joven muerta en 2012, en circunstancias dramáticas, con poco más de 30 años. Esta es su historia, en palabras del IEF: «Bárbara es algo más para el CEU que una antigua alumna […]. Tras obtener el sobresaliente cum laude en su doctorado y cuando todo era felicidad junto a su marido, pues esperaban a la pequeña Bárbara, le diagnosticaron un cáncer […]. Bárbara optó por dar un ejemplo a todas las madres del mundo, se inclinó por seguir adelante con su embarazo y postergar su tratamiento, decisión que ponía en peligro su vida. Su pasión por la vida la llevó a sacrificar la propia para permitir que su hija Bárbara disfrutara de la suya. El 1 de noviembre de 2010 nacía Barbarita. Para Bárbara fue tarde […]. Bárbara es para todos nosotros un modelo […]».

¿Un planteamiento cuestionable? A juicio de Velasco, secretario nacional de Comunicación de la ACdP, en ningún caso se trata de una «apología» del retraso de un tratamiento, sino de un homenaje a Castro por una conducta «heroica». «Es dar la vida por otro, me parece admirable», señala.

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