“Gracias por no usar la palabra ‘hostia’”. Es el inicio de la página de la red hostia.org, donde los promotores de la campaña explican al detalle sus razones. Se autodefinen como “plataforma y consideran que evitando usar esa palabra “se depuran las formas de habla cotidiana”, y que lo debiera hacer todo el mundo, “sea uno creyente, de cualquier confesión religiosa o no creyente”.
Vocablos poderosos
En el texto explicativo puede leerse. “La fuerza de pronunciación de estos vocablos (hos-ti-a, di-os, co-pón,etc.), hace que se utilicen para descargar una eventual tensión verbal en estas palabras, y se usen frases poco respetuosas con alguna Divinidad porque se puede pensar que esto no tiene ninguna repercusión”.
Costumbre malsonante
La campaña, según sus creadores, “se propone animar a las personas que usan la palabra ‘hostia’ fuera del contexto que educadamente le corresponde, bien como exclamación, o como expresión de algo sublime, para que en la medida de lo posible, desaparezca esta costumbre malsonante”.
Una tradición
Creen que hay que luchar contra un abuso arraigado: “Cada persona que usa esta expresión, debería plantearse si realmente quiere usar estas formas o lo hace siguiendo una tradición, valorando qué es lo que se aporta y qué es lo que puede molestar a otras personas”.
Vallas en la carretera
Según diarioibérico.com, los promotores se gastan 1.500 euros al mes en vallas publicitarias, en Madrid y Alicante. Una de ellas se encuentra en la autovía A-3 en dirección a Valencia, a la altura de las urbanizaciones de Rivas-Vaciamadrid. Un monoposte iluminado, de unos 12 metros por 5, enseña el logotipo del cáliz, con la inscripción JHS (Jesús Salvdor del Hombre), y la dirección de la página web. “Según las tarifas de las empresas publicitarias, un monoposte en la A-3 y en ese punto kilométrico (13,200) cuesta a partir de 1.100 euros al mes, más 1.500 euros de producción. En cuanto a la valla, su alquiler en Alicante cuesta a partir de 320 euros al mes y otros 670 euros de producción”, señala el diario digital.
La Real Academia de la Lengua
La página web de la campaña tiene un enlace con la Real Academia Española, con su definición de la palabra hostia. Excepto las dos primeras, “todas las otras acepciones vienen como malsonantes”. La primera es “hoja redondea y delgada de pan ácimo, que se consagra en la misa y con la que se comulga”. La segunda, “cosa que se ofrece en sacrificio”.
Como la música
Creen que usar palabras malsonantes hiere la sensibilidad de las personas: “Es fundamental cultivar la espiritualidad en el ser humano, como parte integrante de sus mejores cualidades. Rechazar ésta práctica o menospreciarla sería un error tan grande como querer privar o ridiculizar la sensibilidad de una persona hacia la música, la poesía o el arte en general”.
Ninguna imposición
A pesar de todos sus consejos, concluyen que “esta web no pretende ser un ‘farolillo de guía espiritual’ para nadie, por lo tanto no se debe interpretar entre líneas ningún concepto más allá de lo que se expone de una forma clara y limpia”. Y añaden: “En ningún caso debe ser un método de imposición y/o disputas con terceros. Educadamente se puede hacer reflexionar al respecto, pero en definitiva, toda persona es muy libre de usar el léxico que ha elegido, con todas sus expresiones, y ésta es decisión respetable”.