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En su crónica, el escritor Palmarí de Lucena observa cómo la politización del altar y la mercantilización de la fe distorsionan el papel sagrado de las religiones, transformando los templos en plataformas y espacios comerciales. Las promesas fundamentales y el control ideológico explotan a los más vulnerables, amenazando la diversidad y la libertad de pensamiento, advierte. Urge rescatar la autenticidad espiritual, respetar la dignidad humana y defender la fe como instrumento de esperanza, no poder ni lucra. Echacha un vistazo completo…
En los templos donde la palabra debe florecer en libertad y consuelo, hay un fenómeno perturbador: la politización del altar. El espacio sagrado, destinado al encuentro con lo divino, se ha convertido en una plataforma, donde los intereses particulares encuentran la voz y el alcance. Los pastores que deben ser guías espirituales asumen papeles de actores políticos, dirigiendo sus iglesias no sólo en la fe, sino también en las campañas partidarias, alianzas electorales y disputas de poder temporal.
Al mismo tiempo, la mercantilización de los objetos sagrados crece la venta de bendiciones, medallas, cálices sagradas, agua bendita y promesas convertidas en productos. Esta transformación de la espiritualidad en los negocios, a menudo impulsada por el interés financiero de los líderes, diluye la esencia de la adoración y confunde a los creyentes que buscan consuelo espiritual pero se enfrentan a una vitrina comercial.
En este escenario, surgen intentos claros de implantar una teocracia de facto, disfrazada bajo falsas promesas de salvación y protección de las costumbres tradicionales. Estas narrativas, a menudo simplistas y manipuladoras, llegan principalmente a personas con bajo nivel educativo y recursos limitados, a quienes, en medio de las incertidumbres y dificultades cotidianas, buscan luz y significado para sus vidas.
El suministro de verdades absolutas y el control de los recursos sociales y económicos se convierten en instrumentos para domesticar a las poblaciones vulnerables, limitando su capacidad crítica y el acceso a otras formas de conocimiento y libertad. Es un silencio silencioso que se expande con el pretexto de preservar la moralidad y los valores de la familia, pero que, en la práctica, concentra el poder y sofoca la diversidad.
Para empeorar las cosas, proliferan las patrullas ideológicas, gravando a quienes cuestionan o exponen estas estrategias, mientras recurren a la fulanización para descalificar y silenciar las voces discrepantes. Esta intolerancia es un síntoma de la debilidad intelectual de quienes no pueden apoyar el debate de las ideas y prefieren el insulto.
El texto sagrado en sí arroja luz sobre este problema. Jesucristo, viendo el templo transformado en un mercado, reprendió fuertemente la mercantilización de lo sagrado:
Está escrito: «Mi casa será llamada una casa de oración, pero la has convertido en una guarida de ladrones».
Mateo 21:13
Este pasaje denuncia la reversión de los valores, cuando el espacio destinado a la comunión espiritual se convierte en la etapa de explotación financiera.
Además, el apóstol Pablo advierte de los peligros de aferrarse al dinero como motor de acciones corruptas y desviadas de fe:
Porque el amor del dinero es la raíz de toda clase de maldad; y en esta lujuria algunos se han alejado de la fe, y se han traspasado con muchas penas.
1 Timoteo 6:10
Son alertas que siguen vigentes ante los intentos de manipular la fe en beneficio propio, ya sea por el poder político o por el enriquecimiento económico.
Por lo tanto, el altar es el mayor símbolo de la fe y la esperanza, arriesga el riesgo de convertirse en una etapa de manipulación, mercantilización y exclusión. El desafío para la sociedad y las instituciones religiosas es resistir esta deriva, defendiendo la autenticidad del mensaje espiritual, la libertad de pensamiento y el respeto de la dignidad humana.
En tiempos oscuros, es imperativo iluminar la verdad, promover la educación crítica y asegurar espacios plurales donde la fe puede ser una verdadera fuente de transformación, no un instrumento de poder o beneficio.





