«No existe ninguna posibilidad de coerción que impida mantenerlos», asegura.
Berlusconi reta a Europa. Ya era sabido que a Il Cavaliere no le había hecho mucha gracia la sentencia de Estrasburgo acerca de loa crucifijos en las aulas. Sin embargo, el primer ministro italiano ha dado un paso más al asegurar que su país no quitará los crucifijos de las escuelas, tal y como pide la sentencia emitida esta semana por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
"No existe ninguna posibilidad de coerción que nos impida mantener los crucifijos en las aulas", aclaró el premier que hace dos días calificó la sentencia de Estrasburgo de inaceptable. Aun con todo, Berlusconi aseguró que su Gobierno recurrirá la sentencia y que, incluso en el caso de que dicho recurso fuera rechazado, no ejecutará la sentencia, porque ésta no tiene poder "coercitivo".
La sentencia contraria a la presencia del crucifijo en las escuelas públicas italianas fue duramente criticada por el Vaticano y el Gobierno de centro-derecha que dirige Berlusconi. El líder del principal partido de la oposición, el Partido Demócrata (PD), Pierluigi Bersani, también se manifestó contrario a la sentencia.
"No existe ninguna posibilidad de coerción que nos impida mantener los crucifijos en las aulas"
De hecho, Vannino Chiti, del PD, propuso hoy al Gobierno presentar un recurso conjunto contra la sentencia que sea debatido antes en el Parlamento y cuente con el apoyo de la oposición.
Por su parte, Berlusconi prosiguió con sus críticas a la sentencia y consideró que "quienquiera que camine por cualquier pueblo de Italia no podrá hacer ni 300 metros en cualquier dirección sin encontrar un signo de nuestras raíces y tradiciones cristianas", por lo que "considero que incluso un ateo convendrá tranquilamente en que ésta es nuestra historia".