Cada vez se casa menos gente por la Iglesia y disminuye el número de madres y padres que deciden bautizar a sus criaturas o llevarlas a la primera comunión. Así se desprende de los datos publicados desde 2007 por la Conferencia Episcopal en sus memorias anuales, donde también reconoce un descenso en el número de asistentes a las misas.
La curva de la fe sigue en línea descendente. Cada vez son menos las familias que bautizan a sus criaturas, del mismo modo que caen las comuniones y se registran menos bodas por el ritual católico. No hay celebración litúrgica que crezca: según datos oficiales de la Conferencia Episcopal Española (CEE), desde 2007 en adelante ha aumentado considerablemente la distancia entre la ciudadanía y los altares. De momento no hay campaña publicitaria que cambie esta tendencia.
Según figura en lamemoria de actividades de 2018de la Iglesia católica –entregada la pasada semana al Gobierno por el secretario general de la CEE, Luis Argüello–, ese año hubo 41.975 bodas por la Iglesia, una cifra que en 2007 –primer año del cual hay datos disponibles en la Conferencia Episcopal– había llegado a las 113.187, lo que supone una caída del 62,9%. En ese mismo periodo, las bodas en España descendieron en términos generales un 18,1%. Esa cifra incluye también los matrimonios civiles entre personas del mismo sexo, que evidentemente quedan fuera del recuento de la Iglesia.
En lo que concierne a bodas religiosas, el desplome ha sido evidente: en 2008 bajaron a 104.010, en 2009 quedaron ya por debajo de las 100.000 (91.281, concretamente) y así hasta llegar a las casi 42.000 de 2018. De acuerdo a estos datos oficiales –extraídos de las respectivas memorias anuales de la Conferencia–,no ha habido año en el que no se registraran disminuciones en el número de matrimonios por el rito católico.
El descenso también ha sido pronunciado en materia de bautizos. Esta celebración ha caído un 40,6% entre 2007 y 2018, muy por encima del descenso del número de nacimientos en España, que en ese mismo periodo fue de un 20%.
En ese contexto, en 2007 hubo 325.271 bautizos frente a los 193.394 de 2018. El año en el que más criaturas fueron bautizadas fue 2010, con 349.820 casos. En 2011 bajaron hasta los 292.143, y desde entonces hubo un continuo ritmo de caída.
Respecto a las primeras comuniones, la última memoria de la CEE indica que en 2018 hubo 222.345, algo por debajo de las 229.602 registradas en 2017 y de las 238.671 de 2016. Al igual que en los bautizos, el mejor año del periodo analizado fue 2010: entonces hubo 280.654 celebraciones religiosas de este tipo, unas 30.000 más que en 2009. En cualquier caso, las primeras comuniones son las “actividades celebrativas” con menor índice de caída.
“En el caso de las comuniones la disminución es más suave porque ha pasado de ser un acto litúrgico a un acto social, en el que se mantiene la parafernalia consumista y festiva”, destaca a Público el portavoz de Europa Laica, Juanjo Picó.
Sin valoración
Según explica la Conferencia Episcopal en su última memoria, todas estas cifras han sido obtenidas “a partir de la información recogida por la Oficina de Estadística y Sociología de la CEEa través del Cuestionario General Anual (CGA) consolidado de las 69 diócesis, más el Arzobispado castrense, en base a la información solicitada a las parroquias”. “Posteriormente esta información es revisada y consolidada a nivel nacional y en caso de encontrar discrepancias, se procede a contactar con las diócesis para corregir incidencias si las hubiera”, apunta.
En cualquier caso, los obispos evitan realizar una valoración sobre la evolución desfavorable de estas cifras. “La Iglesia realiza en España una importantísima labor en favor del hombre y de la sociedad en su conjunto. De la vivencia y el anuncio del Evangelio nacen numerosas iniciativas sociales y culturales que contribuyen a la creación de una sociedad mejor, más justa y solidaria”, reflexiona en el apartado dedicado a las actividades religiosas, en las que se incluyen precisamente las “celebrativas” que comprenden los bautizos, comuniones o bodas.
También hay datos sobre las confirmaciones y las unciones de enfermos, dos áreas en las que los números católicos muestran una tendencia diferente:las confirmaciones pasaron de 96.766 en 2007 a 129.171 en 2018 –número que se ubica por debajo de las 136.503 registradas en 2017-, mientras que las unciones oscilan entre 23.000 y 25.600 desde 2013.
Baile de cifras en las misas
La Iglesia también ofrece datos, aunque bastante más parciales, sobre el número de personas que cada año asisten a misa. De acuerdo a la última memoria, en 2018 fueron 8.335.217, mientras que en 2017 habían sido 7.984.686. Señala además que se realizan “más de 9.500.000 de eucaristías al año”.
En este caso resulta complicado establecer el ritmo de variación en el número de asistentes anuales a las liturgias, aunque sí existe una certeza: desde 2010 se produjo una caída, con aproximadamente un millón y medio menos de católicos practicantes.
Entre 2010 y 2015 inclusive, la CEE incluyó en sus memorias la misma cifra estimada de asistentes a las misas: “Más de 10 millones”, señalaba la Iglesia en cada uno de esos documentos. En 2016 redondeó a la baja: “Más de 8,3 millones“, estableció entonces como cifra de público en sus actos rituales. La CEE recupera esa misma cifra en su memoria de 2018.