Se lee en algunos medios de comunicación un fragmento de “Las memorias de José María Aznar“ que merecen formar parte de la antología de los disparates, y que difícilmente se podría tomar en serio, pero, viniendo de quien vienen, hemos optado por tomarlas con humor. ¡Claro, tampoco ha sido el primero, ni el único! Y ya se sabe que psiquiatría y religión siempre han tenido una gran relación.
Dice Aznar: “La primera vez que supe que no era un ser humano corriente, lo recuerdo bien, fue cuando ETA voló mi coche conmigo dentro. Salí de allí, envuelto en llamas, y pensé: ¿cómo es posible que haya sobrevivido? Nadie se lo explicaba. Los médicos no encontraban una respuesta, tampoco mi personal de seguridad. A todo el mundo le pareció… milagroso. Esa noche soñé con Dios. Era una luz, no tenía rostro, pero sí voz. Me iluminó con su haz y me dijo: Jose Mari, si te he salvado es porque te necesito vivo para que lideres a la humanidad. Me dijo un par de cosas más, pero son personales. Aquella experiencia me cambió, por supuesto. Desde entonces soy mucho más humilde… Muchas veces me han preguntado cómo sé que soy especial. Es difícil de decir; digamos que siempre lo he sabido. Ya desde el colegio, sabía que ninguno de los que me rodeaban estaba a mi altura. Como delegado de mi clase, en 3ºB, tomé la decisión de ocupar 3ºD y librar a aquellos pobres chicos del pésimo delegado que habían elegido. No fue una decisión sencilla; tuve que mandar a varios muchachos a combatir al patio pero, al final, obtuvimos la victoria. Ese día supe que estaba destinado a algo más grande que yo mismo…”.
¡Cómo no se lo va a creer, si los "jerarcas" lo reciben como tal!
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