El nuevo colegio se llamará Hispanidad. La comunidad educativa de Rivas, una localidad madrileña tradicionalmente gobernada por la izquierda y muy movilizado a favor de la educación pública, se encontró la letra pequeña en un Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid en pleno mes de agosto. El centro reclamado durante años por el vecindario ya tenía otro nombre antes. Una votación ciudadana celebrada en 2020 pidió denominarlo Mercedes Vera en homenaje a una maestra represaliada por el franquismo que enseñó durante dos décadas en el municipio. La decisión fue aceptada por la Comunidad de Madrid antes de las elecciones del 4 de mayo, según el Ayuntamiento, pero la llegada del Gobierno monocolor del PP tras la victoria aplastante de Ayuso ha cambiado los planes.
“Ha sido una sorpresa. Nos habían asegurado que respetarían la decisión de los vecinos y que llevarían al Consejo de Gobierno el nombre de Mercedes Vera. Eso nos aseguró verbalmente la viceconsejera Nadia Álvarez antes de los comicios. Había un compromiso, incluso nos preguntaron oficialmente cómo se iba a llamar “, comenta al otro lado del teléfono el concejal de Educación de Rivas, José Alfaro. En la Puerta del Sol, una portavoz de Educación confirma que la última palabra la tuvo, “como corresponde”, el Consejo de Gobierno en su reunión del pasado 4 de agosto. “Se busca homenajear al conjunto de pueblos unidos por la lengua y la cultura hispánica”, aseguran en la sede del Ejecutivo del PP, que viene de crear una nueva Oficina del Español liderada por Toni Cantó precisamente con estos objetivos.
La Comunidad de Madrid tiene potestad para nombrar como quiera a los centros educativos públicos de nueva creación. Al último anunciado, de Educación Especial, lo denominó Iker Casillas. En este caso, como recuerda también la Plataforma por la Emergencia Educativa en Rivas, había un “compromiso” por parte del Gobierno regional para respetar el proceso participativo abierto en el municipio para elegir una denominación que estuviera vinculada con el pueblo de alguna manera. “Nos sorprende que de repente hagan caso omiso, lo vemos como una imposición para demostrar quién tiene el bastón de mando. La población de Rivas es muy sensible a lo que tiene que ver con la educación pública”, señala Javier Tabares, uno de los miembros de la plataforma.
Un colegio con alumnos pero sin clases
El colegio cuyo nombre está en discordia ya existe administrativamente y de hecho tiene alumnado matriculado para el curso que se inicia en septiembre, aunque hasta ahora no tenía nombre oficial. Es uno más de los centros fantasma que figuran en los procesos de admisión de la Comunidad de Madrid: se pueden elegir aunque no tengan ni un ladrillo puesto. En el listado era el número 16. Las familias que lo han escogido tendrán a sus hijos e hijas desplazados a otro colegio público del municipio temporalmente, el CEIP Dulce Chacón.
El Gobierno regional no concreta una fecha de apertura. Se limita a responder que “se construirá próximamente y tendrá 225 plazas”. El plazo de ejecución de las obras es de 12 meses. También se sabe que se levantará por fases, es decir, entrará en funcionamiento solo con nueve aulas de Educación Infantil y después se completará ya con los niños y niñas dentro para la etapa de Primaria.
El Consejo Municipal de Educación del municipio, un órgano donde está representada la comunidad educativa local, abrió a los vecinos de Rivas la posibilidad de elegir el nombre. Participaron casi 700 personas. Se buscaban nombres de mujeres “para compensar todos los de hombres” que se habían puesto históricamente, según el Ayuntamiento. Mercedes Vera fue el más votado (23,85%), seguido de Margarita Salas (13,3%). La científica, bioquímica y discípula de Severo Ochoa, dará nombre a un nuevo instituto si la Comunidad de Madrid respeta esta vez el resultado de la consulta, que fue doble.
Vera, por su parte, fue una profesora que sufrió la depuración del régimen franquista. Fue apartada de la profesión y tuvo que trasladarse a Murcia donde enseñaba a leer y escribir a mujeres en situación similar a la suya para poder tener correspondencia con los familiares que estaban lejos. En 1950 volvió a ejercer la docencia en Madrid. Rivas supuso su regreso a la profesión. Enseñó hasta los 70 años. Después del municipio ripense, en 1972 continuó en un colegio de la capital. Se jubiló como decana en un centro del barrio madrileño de Santa Eugenia.
Rivas-Vaciamadrid es una ciudad situada al sureste de la región que ha visto crecer vertiginosamente su población en los últimos 40 años: de los 500 vecinos en 1980 a casi 91.000 de 2020. Pese al fuerte aumento de los empadronados, en la localidad no se ha terminado una infraestructura educativa desde 2008, lamenta la Plataforma. Hay centros públicos construidos a medias –como parte de la política de edificación por fases de la Consejería de Educación que en algún momento del pasado se comprometió a cambiar sin resultado– y ante la falta de plazas el Gobierno regional ofrece como opción colegios concertados para garantizar la cercanía a los domicilios.