La Comisión Americana sobre Libertad Religiosa Internacional (USCIRF, sigla en inglés) acaba de publicar dos informes en los que actualiza la lista de países que castigan la blasfemia— los resultados de estos reportes son desesperanzadores.
El primer informe es una ficha legislativa sobre blasfemia, que enumera los 95 países cuya legislación penaliza las expresiones que insultan u ofenden los sentimientos, figuras o símbolos religiosos. También explica cómo esa legislación es incompatible con las protecciones del derecho internacional de los derechos humanos para el derecho a la libertad de religión o creencia y el derecho a la libertad de opinión y expresión.
El segundo informe es el desglose y compendio de cada una de las leyes de esos 95 países que castigan la libre expresión sobre dioses, ideas religiosas y demás parafernalia supersticiosa que los religionistas pretenden reciban protección especial, en contra de la más elemental premisa de un Estado de derecho moderno, que está para proteger personas y no ideas.
Como dije, los resultados son desgarradores. Veamos.
Los informes publicados en 2023 son una actualización de la versión que fue publicada en 2020 — en ese momento, la USCIRF sólo contaba 84 países que castigaban la blasfemia; lo que significa que en tan sólo tres años hubo un incremento del 13% de los países dispuestos a aplicar multas, penas de prisión o la pena de muerte para castigar a los acusados de insultar las creencias o instituciones religiosas. O por lo menos es un incremento de los países listados.
Los países agregados a la lista este año son: Bahamas, Barbados, El Salvador, Guatemala, Camboya, Kiribati, Islas Salomón, Tuvalu, Mónaco, Portugal, Cabo Verde y Colombia.
El número posiblemente aumente aún más en los meses por venir, pues en este momento Dinamarca está considerando revivir su ley contra la blasfemia, para prevenir que los musulmanes les destrocen sus ciudades con disturbios si tienen el desagrado de cruzarse con alguien que ose manifestar algo que no sea la más absoluta sumisión a su superstición. Que todos somos «iguales», pero a los que matonean se les extiende la alfombra roja y se les complace alterando el ordenamiento jurídico de todo el país, ¡vamos! Y todo lo que costó que derogaran esta absurda ley en primer lugar…
Colombia
No tengo los suficientes elementos de juicio para comentar sobre la mayoría de los países que fueron agregados a la lista; sin embargo, la adición de Colombia es un desarrollo positivo — desde hace años me he preguntado por qué el país no era agregado, en vista de que el Código Penal colombiano castiga la blasfemia en su artículo 203.
No sé si los chicos de la USCIRF leyeron mis aportes o no, pero en el segundo informe se indica que la inclusión de Colombia en la lista obedece exactamente a la existencia de ese espeluznante artículo en el Código Penal. Es el tipo de legislación oligofrénica y retrasada que abogué hasta al cansancio que fuera demandada por parte de las asociaciones ateas del país… sugerencias que, hasta donde sé, siempre cayeron en oídos sordos.
Es chistoso — podría terminar siendo alguien más quien busque remediar la situación. A los colombianitos «de bien» no les podría importar menos la discriminación contra quienes pensamos diferente, pero ayy, cómo les duele la imagen del país en el exterior (así por dentro siga siendo una pocilga feudal impresentable).
¿Quieren mejorar la imagen del país? Bien puedan demandar el artículo 203 del Código Penal.
(vía Center for Inquiry | imagen: OP India)