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Asesta 20 cuchilladas a su hija al descubrir que salía con un joven que no es musulmán

El agresor, que imponía estrictas normas religiosas a su familia, hirió de gravedad a la chica y atacó a otros dos hermanos

Un hombre de 43 años fue detenido ayer de madrugada acusado de asestar una veintena de navajazos a su hija en el domicilio familiar de la localidad vizcaína de Portugalete. Al cierre de esta edición, la chica se encontraba en estado grave. Las primeras investigaciones apuntan a que el padre, marroquí y musulmán muy estricto, montó en cólera tras descubrir una foto de la joven Mumai, de 20 años, en compañía de un chico ajeno a su religión con el que podría estar manteniendo una relación. En el ataque también resultaron heridos dos de sus hermanos al tratar de defenderla: una joven de 18 años, que sufrió dos cortes en una mano, y un chico de 24, al que el progenitor golpeó en la cara y que presentaba numerosas contusiones tras caerse por las escaleras.
El padre y sus cuatro hijos vivían desde hacía seis años en un piso de la calle Ruperto Medina, de Portugalete. La familia no había causado problema alguno en el vecindario ni se oían discusiones en el hogar. Pasaban desapercibidos. Los vecinos describen al detenido como «muy religioso». Sus hijas salían siempre a la calle con el 'chador', el pañuelo que les cubre la cabeza. Al parecer, las mujeres de la casa tenían absolutamente prohibido estar con hombres que no fueran de la familia. Hasta hace unos días vivía con ellos otra hermana, pero recientemente había regresado a Marruecos para casarse.
La brutal agresión se desencadenó alrededor de las once y media de la noche del lunes en el sótano del número 9 de Ruperto Medina. Según apuntan fuentes cercanas a la investigación, el padre descubrió una foto que demostraba la relación de su hija con un joven que no es musulmán. El arrestado, que según algunos testimonios estaba ebrio, montó en cólera y atacó con un cuchillo a su hija. La joven recibió 20 puñaladas.
La hermana pequeña, de 18 años, trató de interponerse entre su padre y la víctima y sufrió dos cuchilladas. El chico intentó también frenar al agresor, que le propinó un puñetazo en la cara. En el forcejeo, el joven resbaló con la sangre esparcida por el suelo y cayó por las escaleras. Sufrió numerosos traumatismos.
La víctima, malherida, logró huir al descansillo. Una vecina abrió la puerta alertada por los gritos y se encontró a la joven, ensangrentada y con numerosas heridas. «La chica se refugió en uno de los pisos», relataba ayer una testigo. La vecina que recogió a la muchacha llamó a la Ertzaintza. «Oí chillidos, golpes en la persiana y una bronca tremenda, por lo que avisé a la Policía Municipal», explicaba otra residente, Mari Carmen Dos Santos. Escuchó el momento en el que padre e hijo se enzarzaron en una pelea. «Se estaban agarrando y gritando en su idioma», relató. A los pocos minutos llegaban al domicilio dos ambulancias de la Cruz Roja. Según detalló una mujer que vive en el piso de enfrente, «hubo un jaleo tremendo y varios sanitarios salieron gritando que una mujer se estaba desangrando dentro».
Unas chicas «muy majas»
La Ertzaintza detuvo al presunto agresor en el mismo edificio. «Gritaba que no quería irse». El hombre, que tenía su ropa ensangrentada, llevaba en el bolsillo del pantalón una navaja, supuestamente el arma utilizada en el brutal ataque. Los policías encontraron heridos a los otros dos hijos del acusado.
La joven apuñalada fue evacuada en estado grave al hospital de Cruces, donde tuvo que ser intervenida quirúrgicamente. Ayer se mantenía estable dentro de la gravedad en el área de reanimación, según el parte facilitado por el centro médico. Además de las heridas por arma blanca, el informe revela la presencia de un neumotórax.
Los vecinos asistían a las pesquisas policiales en medio de una gran conmoción. No podían creerse lo sucedido. Sobre todo con una familia que «no había dado nunca ningún problema». Es más, la mayoría aseguraba desconocer al detenido, a pesar de que llevaba unos seis años viviendo en el piso. «Siempre pasaba por la acera con la cabeza baja y, aunque saludaba, no solía pararse a hablar con nadie», subrayaba la regente de un bar cercano. Extrañaba en el barrio que estuviera, al parecer, ebrio. «Es muy religioso. Los musulmanes no pueden probar el alcohol y resulta muy sorprendente que mostrase signos de embriaguez. Nunca se le había visto así».
Otro residente, Fernando Rodríguez, conoce a las dos hermanas. «Son muy majas y a veces se paraban a hablar conmigo». Este vecino se permitía hacer alguna broma a las chicas y les preguntaba si tenían novio. «Sí, en Melilla, me respondían riendo». Según explicó, las jóvenes salían a las cinco de la mañana a trabajar y no regresaban hasta cerca de las nueve de la noche. «Iban hasta Plentzia, porque me decían que hacían el transbordo del metro en San Ignacio». Del padre no conoce «oficio ni beneficio, ni tampoco quiero saber nada porque si ayer llego a tener una pistola, le mato». «Mucho no debía hacer porque, a pesar de que ellas apenas descansaban, se quejaban siempre de que no conseguían reunir dinero para visitar a su familia en Marruecos», recrimina el airado vecino.
A última hora de la tarde de ayer, agentes de la Policía Científica continuaban en la casa recogiendo pruebas. El detenido está acusado de un delito de homicidio en grado de tentativa y de dos delitos de lesiones.
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Detenido tras asestar 20 navajazos a una de sus hijas

Otros dos vástagos también fueron agredidos por el padre

La Ertzaintza detuvo en la medianoche del lunes en Portugalete (Vizcaya) a un hombre de 43 años y origen magrebí acusado de asestar una veintena de navajazos a una de sus hijas, de 20 años, y causar lesiones a otros dos, según informó el Departamento vasco de Interior.

La agresión comenzó en el interior del hogar familiar, en la calle Ruperto Medina de este municipio colindante a Bilbao, cuando, por motivos que aún se desconocen, el hombre apuñaló a su hija mayor. Los hermanos adolescentes, otra chica y un varón, intentaron mediar en la reyerta y también resultaron heridos. Ella, con un corte en la mano. El menor, con numerosas contusiones tras caer por la escalera.

Ambos lograron huir de la casa pidiendo auxilio, mientras la muchacha apuñalada se refugiaba en el piso de una vecina. Sin embargo, el padre persiguió a los primeros y mantuvo con el hijo una acalorada discusión en la calle. Según relató una vecina que se despertó por los "chillidos", todo fue "muy rápido". A los pocos minutos, llegaron al lugar varias dotaciones de la Policía autónoma vasca que, avisados por otros vecinos, detuvieron al hombre. "Chillaba como un loco y no había forma de amarrar", aseguran los testigos. En el momento del arresto, el agresor vestía ropa ensangrentada y portaba en el bolsillo una navaja.

Choque generacional

Según las primeras hipótesis, la discusión tuvo su origen en el choque cultural entre las dos generaciones de esta familia de origen magrebí. Mientras las dos hermanas eran muy conocidas y apreciadas en este barrio de Portugalete, la mayor parte de los vecinos afirmaban ayer no conocer al agresor.

La joven apuñalada tuvo que ser intervenida quirúrgicamente de urgencia en elHospital de Cruces , en Barakaldo (Vizcaya) por heridas de arma blanca y un neumotórax, y ayer permanecía en estado estable dentro de la gravedad. Los otros dos hermanos también fueron atendidos en el mismo centro y dados de alta.

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