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Aquel adoctrinamiento en San Marcos

Entre los presos del campo de concentración de San Marcos se repartía un librillo de adoctrinamiento con el manual de ‘buenas prácticas’ | El libro contenía ‘consejos’ de obligado cumplimiento | «La masturbación es el suicidio lento y progresivo del individuo que la practica; poco a poco va abriendo su tumba y la de sus descendientes», se puede leer

San Marcos, orgullo hotelero de la ciudad de León, suma a lo largo de su historia episodios que han esculpido su estructura actual. Este establecimiento estuvo íntimamente ligado a la Orden de Santiago, de la que fue su sede en 1152, luego iglesia y hospital.

Sus paredes encerraron entre 1639 y 1643 a Francisco de Quevedo, víctima de la enemistad del conde-duque de Olivares, y su ubicación le convirtió en un punto de obligado encuentro en el orden religioso, social y militar.

La cara más triste de San Marcos

Uno de sus episodios más tristes de su historia se encuentran en la Guerra Civil española siendo uno de los establecimientos represivos más severos y saturados de la España franquista, con una población reclusa de 6.700 hombres.

San Marcos fue el símbolo de la represión en León y por sus celdas pasaron no pocos presos que acabaron perdiendo la vida en su interior o bien siendo ‘paseados’.

Cánticos, misas y confesiones

Además fue centro de reeducación y adoctrinamiento a los prisioneros franquistas, a los que se les obligaba a participar en cánticos, misas, catequesis y a confesarse sin excusas.

Fue en los últimos meses de esa etapa cuendo se entregaba a los presos un librillo titulado ‘Campo de concentración de San Marcos. Recuerdo de la Entronización del Sagrado Corazón de Jesús’.

«Para ti, prisionero de San Marcos»

«Para ti, prisionero de San Marcos, para ti es este recuerdo de la Entronización del Sagrado Corazón de Jesús en el Campo… ¿Estuviste con los Rojos? Aprovecha el tiempo que estés aquí concentrado para recibir oreos de Religión y oreos de la Patria«, se podía leer en su primera página.

«Guarda este librito en tu cartera, léelo de vez en cuando y ofrenda tu vida a Dios, a España y al Caudillo», se añadía.

El adoctrinamiento (recogido sematas atrñas en un hilo de twitter por @hooliganismo) alcanzaba todas las escenas personales. «Ningún particular, pero menos ningún hombre de Estado consciente de su responsabilidad, puede dejar de temblar de horror al pensar lo que ha ocurrido con el marxismo en España…Tal vez mañana pueda repetirse en las otras naciones de Europa», se podía leer.

«Escupir no es sano»

Para añadir: «La España que está formando amará a su Ejército hasta la emoción ardiente. Y donde el sentido imperialista no solo en agrandar el poder pacífico, sino en extender todas las posibilidades religiosas, morales y misioneras como dice el Caudillo».

A ello se sumaban los aspectos personales, que pasaban desde los aspectos sociales («escupir en el suelo es además de sucio el medio más activo de propagación de la tuberculosis»), a la higiene personal («un buen soldado no debe estar reñido con el cepillo, el jabón y el peine») o la vida sexual («La masturbación es el suicidio lento y progresivo del individuo que la practica; poco a poco va abriendo su tumba y la de sus descendientes»).

La retaíla de consejos evidencian el momento social vivido en la guerra y la posguerra con una España en la que el adoctrinamiento era parte fundamental de la vida diaria. Y mucho más, en San Marcos.

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