Un grupo de personas han presentado este miércoles ante el Obispado la documentación para renunciar a formar parte de la Iglesia en un acto común simbólico
Con el acto de apostatar, cada persona expresa voluntaria y oficialmente el abandono de la Iglesia católica y pide la retirada de sus datos como feligrés en la institución religiosa
El colectivo Apostcor, con el apoyo de Córdoba Laica, ha organizado este miércoles 19 de octubre un acto colectivo de apostasía ante las puertas del Obispado de Córdoba con un grupo de personas que quieren renunciar a formar parte de la Iglesia.
Tras la petición de distintas personas, entre ellos socios de Córdoba Laica, y la propuesta de Apostcor, se ha organizado este acto al que han acudido en grupo y que han presentado ante el Obispado la documentación requerida para solicitar la renuncia a formar parte de la Iglesia.
Con el acto de apostatar, cada persona que participa en este acto expresa voluntaria y oficialmente el abandono de la Iglesia católica y pide la retirada de sus datos como feligrés en dicha institución religiosa, explican a Cordópolis los organizadores del acto.
La presentación de la documentación ante el Obispado se realiza de forma individual, aunque se ha querido dar visibilidad de forma colectiva a este acto de apostasía, que también han ido realizado en días previos otras personas interesadas, según confirman a este medio.
Los promotores del acto han difundido información sobre los pasos a seguir para apostatar, entre los que destaca la solicitud del acta de bautismo en la parroquia en que se fue bautizado; obtener fotocopia compulsada del DNI; cumplimentar el escrito de solicitud que hay en la web citada y presentar la documentación en la Diócesis correspondiente a la parroquia de bautismo o enviarla por correo.
Desde Apostcor y Córdoba Laica entienden este acto colectivo de apostasía como “manifestar el deseo de abandonar una organización como la Iglesia católica, que tiene institucionalizado como medio de pertenencia un acto impositivo como es el bautismo de bebés que no tienen voluntad propia, al tiempo que acude al miedo psicológico en los padres mediante la amenaza de penas eternas si sus hijos no están bautizados”.
Señalan que “esta situación es común en cualquier lugar donde la Iglesia se encuentre presente. Así, en nuestro país, los padres de quienes nacieron durante la dictadura no tuvieron la posibilidad de elegir, ya que la religión católica era la oficial del Estado, por lo que a los españoles se les forzaba a pertenecer a esta religión, aun en contra de su voluntad”.
Por otro lado, aseguran que “resulta chocante comprobar que en pleno siglo XXI, con los niveles de conocimiento y de avances de las ciencias alcanzados, se siga practicándose un ritual primario, irreversible según la Iglesia, en el que no se respeta la futura libertad del recién nacido al incluirlo en una organización en la que se le adoctrinará, ya que no forman parte de ella la libertad de conciencia y la capacidad de decisión propia”.
Los organizadores del acto consideran que “la presión psicológica que ejerce la Iglesia católica sobre los padres para que bauticen tempranamente a los hijos va contra un hecho esencial del ser humano como es la libertad de conciencia, libertad que es necesaria para el pleno desarrollo humano sin estar sometido a los miedos irracionales que son introducidos en la fase de formación de la personalidad. Bien es cierto que el bautismo en la niñez se ha convertido en una tradición y que una parte de la población la sigue sin detenerse a pensar en lo que ello significa para quienes son bautizados” Y apuntan que, según datos del CIS, en la actualidad, “un número significativo de padres y madres jóvenes se niegan a bautizar a sus hijos al ser conscientes de que una cosa es que les hayan dado la vida y otra pensar que ellos son los propietarios de la libertad que sus hijos o hijas deben ir teniendo para que puedan decidir en el futuro sobre sus propias vidas”.
Desde esta perspectiva, quieren expresar su “rechazo a las instituciones u organizaciones que, como la Iglesia Católica, no respetan los derechos de la infancia, no practican la democracia en su seno, al tiempo que utilizan medidas psicológicas de intimidación para afianzarse como poder establecido”.
Y concluyen señalando que apostatar es “abandonar la pertenencia a la Iglesia católica, lo que implica una decisión firme y madurada, con la ventaja de saberse libre de esas presiones y dependencias; aunque, según la propia Iglesia, tiene los inconvenientes de no recibir los sacramentos que ayudarán a no verse uno o una condenado eternamente”.