El filósofo, laicista, e incansable activista aragonés Antonio Aramayona falleció este martes en su domicilio de Zaragoza en “un último acto de rebeldía, consciente y libre” cómo siempre quiso vivir
Este martes supimos que Antonio había muerto. Desde el respeto más absoluto a la decisión de un hombre libre, con la admiración intacta por su incansable lucha por los Derechos Humanos, pero desconsoladas porque ya se le echa en falta, todas las personas del microcosmos de AraInfo renovamos públicamente nuestro compromiso con la libertad y la justicia social. Así lo quería Antonio, y así lo hacemos.
Pero el nexo más fuerte que nos unía con Antonio no eran las luchas compartidas, sino el amor por la vida. Un amor que Antonio cultivó y disfrutó hasta sus últimas consecuencias, y que cómo buen filósofo resumía con acierto en esta frase: “Todo ser humano ha de vivir bien, dejar vivir, hacer que los demás vivan del mejor modo posible. Solo cuando se acaban los caminos desde los que se atisban horizontes, o cuando se otea un deterioro imparable o cuando se decide libre y responsablemente, es posible plantearse con fiereza y también con una sonrisa el propio acabamiento. Sí, el ser humano debe vivir bien y por esa misma razón también morir bien”.
Antonio, tu camino no ha sido en balde, que la tierra te sea leve compañero.
Muestras de cariño y reconocimiento
Las reacciones a la noticia del fallecimiento de Antonio Aramayona han sido muchas. La asociación aragonesa Movimiento hacia un Estado Laico (MHUEL) recordaba, en un comunicado, que fue coofundador de MHUEL “junto con otras compañeras y compañeros” en el año 2007, “desempeñó el cargo de coordinador general de la asociación y de manera efímera la presidencia de MHUEL”.
Y lo definían como “laicista convencido, miembro de la asociación DMD, socio de Europa Laica, luchador en muchas causas comunes de carácter social o educativo; ha vivido y ha muerto fiel a sus principios en el ejercicio de su libertad de conciencia”.
Para MHUEL, “sus luchas y su manera de enfocarlas a nadie le han dejado indiferente de una manera o de otra; él era así, obstinado en sus razones y fiel a sus principios”.
Desde MHUEL lamentan su desaparición y “pese al distanciamiento en los últimos años”, hace llegar “de parte de todos sus socios y socias un cálido abrazo fraternal a toda su familia y allegados junto al reconocimiento por su labor y lucha”.