Ante la propuesta de la Consejería de Educación y Deporte de la Junta de Andalucía de volver al horario de religión en Primaria de 2007, Andalucía Laica muestra su rotundo rechazo, pues ese retroceso de doce años supone duplicar el tiempo semanal dedicado a la religión, que pasaría, en promedio, de 45 minutos a 90.
La Consejería de Educación y Deporte ha dictado, “mientras se tramita la redacción de una nueva orden”, unas “instrucciones para el curso 2019-20”, que vienen explicadas en una nota de la Dirección General de Ordenación y Evaluación Educativa. Ante esa explicación, en Andalucía Laica nos preguntamos, asombrados, cómo cree la Junta que el aumento del horario de religión puede ser una de las “medidas encaminadas a revertir el fracaso escolar y avanzar hacia una educación integral de calidad y excelencia, adaptada a las necesidades de la sociedad contemporánea” (negritas de la nota). Nos parece que lo que se conseguiría en este caso sería todo lo contrario, pues un aumento de las horas de religión conlleva la reducción de las horas que podrían dedicarse a materias como matemáticas, lengua y literatura, inglés, etc., o a la segunda lengua extranjera, que de hecho se reduce en la propuesta.
Llama la atención que, cuando en la nota se justifican otros incrementos horarios, se argumenta, por ejemplo, que “se potencian destrezas básicas para el siglo XXI, como el debate y la oratoria en Lengua Castellana, o, en Matemáticas, las habilidades de cálculo (primer ciclo), la resolución de problemas (segundo ciclo) y la robótica y el razonamiento matemático (tercer ciclo)” (negritas de la nota). Para otras materias se ofrecen otros argumentos basados asimismo en mejorar la educación de los niños. Sin embargo, al intentar justificar el incremento del horario de religión, el argumento de mayor peso resulta ser ¡“la existencia de profesores de Religión sin carga horaria asignada, pero que seguían estando contratados”! Nos parece muy lamentable que a la Junta le preocupe más la situación de unos profesores contratados de forma anómala (a instancias de los obispos) que la educación infantil. El otro argumento ofrecido por la Junta no pasa de ser una selectiva e interesada comparación con otras Comunidades. En ningún caso prevalece, en las intenciones de la Junta respecto a la religión, el interés de los menores.
Desde Andalucía Laica defendemos que no se adoctrine a los niños y niñas en la escuela, es decir, que la religión salga definitivamente de ella. La medida que pretende la nueva Junta –y que ha sido incapaz de justificar con rigor en beneficio de la infancia– va exactamente en el sentido contrario, por lo que la rechazamos rotundamente. En tanto no se produzca la salida de las asignaturas confesionales de la escuela, reclamamos que al menos no se les concedan más horas y se mantengan los actuales 45 minutos semanales. En otras palabras, requerimos que cualquier reforma horaria no afecte a la enseñanza de la religión si no es para eliminarla o, al menos, reducirla.
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