El Gobierno de Alemania, a través del Ministerio del Interior, informó el pasado miércoles que se prohibía la asociación Artgemeinschaft–Germanische Glaubens Gemeinschaft, que se puede traducir al castellano como «Comunidad de la Raza o Comunidad Racial – Comunidad de Germánica de Fe en un modo de vida acorde a su esencia» así como su filial Familienwek (Acción Familiar, en castellano) y otros pequeños grupúsculos asociados.La prohibición estaría motivada por considerar que la asociación se dedicaba al adoctrinamiento de menores de edad en ideas xenófobas, supremacistas y de apología al nazismo, siendo calificada de secta neonazi, lo que iría en contra de la legislación al «atentar contra el orden constitucional» y «el entendimiento entre los pueblos», al tenor de la Ley Fundamental de la República Federal de Alemania.
Así se ha pronunciado la ministra Nancy Faeser sobre esta histórica organización, que ha supuesto varias redadas policiales a inmuebles y viviendas de al menos 39 miembros en 26 municipios a lo largo de 12 de los landers (estados) del país. En un comunicado oficial que puede leerse en el sitio web del Ministerio del Interior, se ha informado acerca de la confiscación de los bienes de la organización, el cierre de sus sitios web y la prohibición de hacer proselitismo a través de la red.
La orden habría sido realizada tras un informe del Departamento de Defensa de la Constitución de 2020 a través de la investigación de los servicios de inteligencia del estado de Baviera donde resaltaron que Comunidad Racial es «un importante interfaz para la escena neonazi alemana», enfocada en la defensa de la «supremacía de la raza nórdico-germana» y en «la visión del mundo orientada al nacionalsocialismo histórico». En este sentido hacen referencia al supremacismo blanco, el racismo, la xenofobia y la adhesión a ideas nacionalsocialistas (antisemitisimo, ultranacionalismo, negacionismo del Holocausto, gobierno totalitario…).
En este mismo informe, también se informa del funcionamiento interno del grupo. Al tenor de lo descrito por los servicios de inteligencia, la organización había establecido una serie de reglas para evitar la mezcla entre «razas», como permitir únicamente matrimonios únicamente entre personas de la misma «raza nórdica-germana». Las actividades de la organización, descritas como orientadas al «adoctrinamiento de niños y adolescentes», incluían reuniones familiares, campamentos juveniles y otro tipo de eventos donde se instaba a tener el máximo número de descendencia posible y se enseñaban las ideas de la organización.
A todo lo añadido, la información revelada por medios alemanes y por el propio gobierno señalan que la organización, a través de su sitio web, promovía la violencia. Por ejemplo, se indicaba que la organización defendería «hasta la muerte frente a todo enemigo de la familia, el clan, el país y el pueblo de de raza germánica y fe germánica». De hecho, uno de sus lemas era «la lucha forma parte de la vida y es necesaria para todo devenir, ser y morir».
Según las autoridades, el grupo tenía contactos con otras organizaciones similares que destacaban por su violencia. En este sentido, hacen referencia a cómo acogieron a terroristas condenados, como Stephan Ernst o Ralf Wohlleben, ambos implicados en asesinatos. Este último fue condenado a 10 años de prisión por considerarse cómplice de un atentado siendo miembro de la organización Clandestinidad Nacionalsocialista (Nationalsozialistischer Untergrund en alemán, NSU), donde murieron 9 personas. Este grupo fue prohibido en 2011.
Una secta neonazi con historia
La asociación Artgemeinschaft o Comunidad Racial, tachada de secta de ideología nacionalsocialista, no se apareció ayer. Su creación se remonta a 1957, cuando fue registrada como asociación en la ciudad de Berlín, aunque existió un grupo previo que data de 1951 llamado Vertrauenskreis freigläubiger Gefährten (Círculo de confianza de los compañeros de buena fe, en castellano). Empleaban el llamado irmunsul, un dibujo de un pilar relacionado con la deidad Irmin que, según la mitología nórdica, conectaba el cielo con la tierra.
Y es que, como se ha indicado anteriormente, esta organización había adoptado creencias paganas que el nacionalsocialismo acogió como parte de su ideología, rechazando el cristianismo. De hecho, el primer líder de la organización fue Wilhelm Kusserow, un profesor nazi conocido también por creencias esotéricas, y el grupo anterior a 1957 tenía como base principalmente la religión germánica nórdica.
Las actividades relifiosas de Kusserov se remontan incluso a 1927, seis años antes de la victoria del Partido Nacional Socialista Obrero Alemán (NSDAP, por sus siglas en alemán o, simplemente, partido nazi) de Adolf Hitler. Fue en 1932 cuando adoptaron la línea política nacionalsocialista, tal y como señala el historiador Ulrich Nanko en El movimiento religioso alemán. Un examen histórico y sociológico (1993). Sin embargo, no hay constancia de que el régimen o el partido nazi financiaran este grupo, que siguió su propio camino centrado en la fe. Pudo haber tenido entonces alrededor de mil miembros.
A lo largo de las décadas posteriores, sufrió varias escisiones y divisiones, llegando incluso a los tribunales por el uso de la denominación entre facciones enfrentadas. Finalmente, en 1989 adoptaron la denominación actual, Artgemeinschaft–Germanische Glaubens Gemeinschaft, bajo el liderazgo de Jurgen Rieger, que estuvo al frente de la organización hasta 2009, quien retomó la línea política nacionalsocialista. De hecho, Rieger fue líder en Hamburgo del Partido Nacionaldemócrata de Alemania (NPD), sucesor histórico del NSDAP, además de militar en grupúsculos neonazis, que se conocen en Alemania como Freie Kameradschaften (Camaradas Libres, en su traducción literal al castellano), colectivos aislados no registrados con una fuerte influencia del movimiento skinheadllegado de Reino Unido a partir de los años 70.
Sin embargo, no abandonaron su doctrina religiosa. Por ejemplo, celebraban fiestas como el solsticio de verano y calculaban el año actual en base al supuesto año de construcción del monumento de Stonehenge, por lo que estaríamos en el año 3.823.
A pesar de la adopción de principios supremacistas y su conexión con redes de extrema derecha, la secta pasó desapercibida por tener una membresía muy baja. Según el Ministerio del Interior, se calcula que tendrían alrededor de 150 miembros, mientras que otras fuentes hablan de 90 personas, de las cuales 40 serían el núcleo duro. Por otro lado, en los grandes eventos podían llegar a juntar hasta 300 personas. Esta variación en la membresía puede deberse a que alrededor d ela organización pivotaban otros grupos, como el ya mencionado Acción Familiar.
La secta neonazi había conseguido extenderse desde Berlín y el estado circundante de Brandeburgo a todo el este del país, así como el lander de Baviera, en el sur, el de Renania del Norte-Westfalia, en el oeste, y el de Schleswig-Holstein, fronterizo con Dinamarca. Su líder actual era Sabrina S., mientras el conocido neonazi Jens B. lideraba Acción Familiar, enfocado según las autoridades alemanas en el adoctrinamiento ideológico a menores.
La extrema derecha y Alemania
La prohibición de esta organización llega después de la ilegalización de Hammerskins, conocido grupo de extrema derecha cuyas redes comienzan en Estados Unidos y que es conocido, además de su ideología nacionalsocialista, por el empleo de la violencia. No en vano, las autoridades alemanas tienen una larga trayectoria de lucha contra este tipo de grupos, siendo uno de los más conocidos Reichsbürger o Ciudadanos del Reich, que no reconocen la legitimidad de la República Federal Alemania y que el año pasado fue objeto de numerosas detenciones y operativos policiales por intento de golpe de Estado en 2022.
Y es que la actividad de los llamados Freie Kameradschaften así como partidos políticos de extrema derecha han aumentado su actividad en el país aproximadamente desde 2019. El informe de la prestigiosa organización de investigación sobre terrorismo global Counter Extremism Project, ya avisaba de como se estaba produciendo un aumento de la actividad de los grupos neonazis, los cuales se estaban expandiendo por el mundo en los últimos cinco años a través de captar adeptos utilizando la música, las artes marciales o los polígonos de tiro, entre otros espacios de socialización.
Dicho informe alertaba de un aumento exponencial de una especie de terrorismo con tintes conspirativos y argumentos apocalípticos muy violento y ligado a la ultraderecha. El ministro del Interior de Alemania, Horst Seehofer, ya advirtió en 2019 y 2020 sobre el peligro inminente que era la extrema derecha y sus acciones violentas en el país germano, catalogándolo al extremismo de derecha como “la mayor amenaza a la seguridad que tiene nuestro país”.
Así pues, estos grupos han crecido al amparo de discursos de violencia y superioridad racial combinados con teorías de la conspiración apocalípticas y negacionistas espolvoreadas por el contexto de crisis mundial a causa de la pandemia. Teorías como «El Gran Reemplazo», QAnon, El Nuevo Orden Mundial o el Plan Kalergi, han sido (y son) algunos ejemplos de los relatos y el contenido utilizado por el neofascismo para captar adeptos.
Como añadido, la aparición de Alternativa para Alemania (AfD), ha conseguido capitalizar parte de este voto. Como segunda fuerza en intención de voto, las autoridades consideran que AfD mantiene relaciones con grupúsculos de extrema derecha de este tipo, hasta el punto de haber colocado bajo vigilancia al partido, que ha ido virando hacia el radicalismo desde su fundación. Si bien existen muchas organizaciones neonazis que rechazan a AfD, el hecho de que se acerquen las elecciones regionales en Baviera y en Hesse podrían haber motivado la acción gubernamental.
No obstante, este aumento del radicalismo de extrema derecha en Alemania evidencia que es necesario repensar los métodos para hacerle frente. El país es considerado beligerante hacia ideas nacionalsocialistas, ya que castiga legalmente la exhibición de simbología, la propaganda, la literatura o la apología asociada al nazismo. Pese a esto, nunca antes en la Historia ha estado tan cerca un partido que se mueve en estas coordenadas ideológicas de ganar unas elecciones federales, lo que es un indicativo de que las herramientas para desarticular estos discursos no están siendo suficientes o las adecuadas.