La homosexualidad es “voluntad de Dios”, asegura el obispo de Aquisgrán, Helmut Dieser, en entrevista concedida al suplemento religioso del diario Die Zeit, y por tanto hay que cambiar la doctrina católica en este y muchos otros temas.
“La homosexualidad no es un problema técnico de parte de Dios, sino la voluntad de Dios en la misma medida que la creación misma”, declara Dieser, señalando que en esto su opinión ha cambiado.
“Cuando se trata de amor, esta variedad de amor, que es una forma erótica, cuando el cuerpo se vuelve una expresión de este amor y el lenguaje de este amor, entonces pienso: el amor no puede ser pecado”, dijo en la entrevista. Las parejas homosexuales también pueden seguir a Jesús aceptándose y siendo fieles en su relación. “No estamos hablando de poliamor, sino de relaciones de pareja vinculantes”, aclaró el obispo.
No estamos hablando de poliamor… todavía. ¿Quién sabe cuál será el ‘desarrollo de doctrina’ dentro de diez o cincuenta años?
Por lo demás, para el prelado, el pecado es un «concepto cuestionable» con respecto a la homosexualidad. “Porque pecado es lo que alguien hace, aunque pueda hacerlo de otra manera”, dice. En su diócesis, los pastores bendecían a las parejas homosexuales después de consultar su conciencia. Pero estas son decisiones de pastores individuales y no un permiso general de ellos, que él como obispo individual no puede dar debido a la enseñanza oficial de la iglesia sobre la homosexualidad y el matrimonio. Hasta el momento no ha tenido ningún problema con el Papa o el Vaticano por las bendiciones para las parejas homosexuales .
Tampoco cree que haya gente “cien por ciento binario”, es decir, masculino o femenino. Hay personas que se definen como algo intermedio, y el obispo quiere dejar la cuestión abierta, e incluso que se permita la opción “diverso” en las entradas del libro bautismal.
La Iglesia alemana se ha lanzado sin frenos en un camino que solo lleva a la duda permanente sobre la doctrina, escudándose en el concepto de “desarrollo de doctrina”, un concepto bastante sutil en el que en ningún caso puede la nueva doctrina contradecir a la antigua, sino solo ampliarla y definirla con mayor precisión.
