Cerradas las puertas de la universidad, selladas también las de los gimnasios. Afganas sin derechos que protestan en un grito ahogado por el régimen de terror talibán. El mundo del deporte no queda al margen de las duras prohibiciones, ni de las amenazas si se atreven a practicarlo, aunque sea a escondidas. Por eso estas atletas posan ante el objetivo del fotoperiodista, Ebrahim Noroozi, ocultas bajo el burka. Jóvenes promesas del ciclismo, del baloncesto, el fútbol, el cricket o el taekwondo. Campeonas y mujeres que reivindican así su derecho a practicar el ejercicio profesional que tienen prohibido en Afganistán. Ellas se quedaron, muchas otras se asilaron en otros países para asegurar sus vidas. Intentan seguir desarrollando sus carreras. Como la capitana de la selección afgana de baloncesto en silla de ruedas que ahora juega partidos en España. -Redacción-
Autoridades públicas en actos religiosos
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