Apenas hay rastro oficial ni se ha hecho memoria del Patronato de Protección a la Mujer, una institución que entre 1941 y 1985 encerró en centros regentados por órdenes religiosas a jóvenes que transgredían las normas morales de la dictadura y las sometió a duras condiciones de vida
“Motivos por los que se ha solicitado que sea acogida: niña rebelde”. Rocío Paso Jardiel todavía se estremece al recordar las palabras que el régimen franquista dejó escritas en su expediente antes de ser internada con 14 años en un reformatorio. Esa tarde sus padres le habían pedido que se arreglara para salir con ellos y un amigo de la familia, pero nadie le explicó a dónde iba ni cuánto tiempo iba a estar allí. “Al llegar me metieron a una sala, me miraron de arriba a abajo, me quitaron toda la ropa y me pusieron una bata gris y unas alpargatas. Yo pensaba que estaba en otro colegio de monjas normal, pero empecé a ver rejas y rejas y rejas…”, recuerda.