COMENTARIO: Con independencia de las críticas partidistas, que siempre se darán -forman parte de ese teatro-, ni uno, ni otro presidente debieran estar allí como tales, y si no fueran presidnetes, no los invitarían. Luego están haciendo un uso privado de su función pública, los fundamentalistas para dar publicidad a sus ideas, los políticos para ganar adeptos o "prestigio" al lado del dios del mundo. ¿Cuándo se nos considerará adultos a la ciudadanía? ¿Cuándo la ciudadanía lo exigirá?
El presidente Rodríguez Zapatero ha aceptado la invitación de Barack Obama para acudir a “los desayunos de oración”. Si hubiera rehusado, la derecha habría arremetido contra él “por rechazar la invitación del Presidente de los EEUU”. Pero como ha aceptado, le atacan por aceptar.
El acto lo organiza “The Family”. Pocas personas en España han oído hablar sobre “The Family”, organización anfitriona de este pintoresco acto al cual ha sido invitado el presidente Zapatero por Barack Obama…
Pues bien, nuestros castizos obispos Rouco Varela, Camino o Munilla parecerían librepensadores al lado de aquellos evangélicos fundamentalistas de “The Family”.
Entre otras cosas, los miembros de esta organización están convencidos de que Jesucristo va a regresar. Y, además, a no tardar mucho. Un día de estos. Si bien ello no les impide rapiñar en cuanto negocio se les presente y especular a escape libre.
También predican—basándose en interpretaciones literales de la Biblia—la llamada “doctrina del arrebatamiento”. Es decir que, en breve, millones de fieles cristianos (que identifican como ellos mismos) serán arrebatados o abducidos hacia los aires. Pero no los abducirán naves espaciales sino el mismísimo Dios que les saldrá al encuentro.
Además, esta derecha religiosa norteamericana, el llamado “lobby cristiano”, predica que “el capitalismo y el libremercado son la voluntad del Altísimo”. En este sentido, los EEUU deben intervenir militarmente allá donde sea preciso salvaguardarlos. Eso sí, todo “por el bien de la humanidad”. Particularmente sospecho que el único bien que buscan es el de su bolsillo.
En esta línea, defienden que “las fuerzas armadas deben impregnarse del mensaje de Cristo”. Es decir, bombardear, matar, saquear, incendiar aldeas y ciudades… pero, ojo, con mucho amor, que Dios está con ellos.
Y lo más terrible es que esta calaña de individuos posee un peso inconmensurable en la política y economía de los EEUU.
Visto lo visto… ¿cuáles son los frutos del fundamentalismo religioso evangélico (protestante)?
Para empezar, no resulta extraño que el líder de la derecha religiosa de EEUU, Charles Colson, fuera la primera persona encarcelada por su participación en el escándalo Watergate.
A su vez, el gobernador de Carolina del Sur, piadoso cristiano, se escapó a Buenos Aires con su amante, mientras el senador John Ensign engañaba a su mujer con la esposa de un colaborador. Ciertamente, los escándalos de infidelidad sexual entre los fundamentalistas cristianos han alcanzado categoría de plaga en EEUU.
Sin embargo, el asunto no pasaría de la anécdota si no fuera por el repugnante cinismo con el que condenan a los demás y, repito, su peso decisivo en la política y finanzas norteamericanas.
Por su parte, el Bible Belt, el conocido “cinturón de la Biblia”, es el lugar de EEUU donde más hierve la prostitución, la pornografía y todo tipo de perversiones. Por supuesto, los usuarios de la explotación sexual (la mayoría pertenecientes a las clases acomodadas y conservadoras) claman todos los domingos desde sus iglesias contra “la abominación de la homosexualidad”, el aborto, las ayudas sociales a madres solteras…
A esta colosal doblez hay que sumar una ambición sin medida. Como declaró Doug Coe, líder de The Family: “Trabajamos con el poder cuando podemos; cuando no, creamos el poder”.
El panorama, ciertamente, resulta espeluznante… las decisiones que afectan a todo el planeta se encuentran influidas, y hasta determinadas, por la hipocresía y las ideas estrambóticas de unos fanáticos evangélicos que, además, no dudan en sembrar de sangre naciones enteras cuando ven peligrar sus intereses económicos. En nombre de Dios. Por supuesto… ¡Suerte, Zapatero!
Gustavo Vidal Manzanares es jurista y escritor