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Uso del burka en España, ¿problema real o ficticio?

Ni es un debate nuevo ni se ciñe al ámbito nacional. El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, reabrió este martes la puerta a la prohibición del burka en España. La polémica es calcada a la que se ha producido en otros países: ¿Debe primar la seguridad sobre la libertad? ¿Hasta qué punto llevarlo supone un acto de subordinación de la mujer al hombre?

La mayoría de los expertos consultados por El Huffington Post coincide en que la polémica se ha sobredimensionado. El jurista musulmán Vicente Mota apunta a una confusión de términos por parte del ministro: "El burka se usa poco en el mundo islámico, y mucho menos en España. Seguro que el ministro se refería al nicab, cuyo uso en España también es minoritario".

La Unión de Comunidades Islámicas de España (UCIDE) respalda esta misma idea y es bastante tajante: en España "no existe el burka". Este tipo de velo se utiliza principalmente en Afganistán, por lo que su prohibición amparándose en motivos de seguridad "no tiene ni pies ni cabeza", según el organismo.

gráfico población musulmana España UCIDE 2012

Gráfico población musulmana España UCIDE 2012

En una línea similar a la de UCIDE, Mota afirma que al hablar de "cuestión de seguridad" no se utilizan "los mismos parámetros para las costumbres occidentales que para las tradiciones foráneas". "Por poner un ejemplo, hay gente que se tatúa la cara, se deforma el cráneo y se realiza cambios faciales y, aparentemente, no constituye ningún problema para la sociedad", puntualiza.

Aunque no ve la utilidad de prohibir el burka, sí está de acuerdo con que "las mujeres con velo descubran su rostro al entrar en un banco, como se obliga en Reino Unido". Recuerda que "hay que tener cuidado, pues los delincuentes pueden aprovecharse del anonimato que brinda el velo integral, como ocurrió en el caso de unos ladrones que se vestían con burka para atracar joyerías".

La libertad individual prima, según Mota, "siempre que no se altere el orden". "Es esto lo que establece la legislación española en cuanto a la libertad de imagen", señala. Desde su punto de vista el principal problema reside en los prejuicios culturales, unidos a los intereses geopolíticos del momento. "Cuando en los años 80 se veía una matrícula de Bilbao en Madrid, ya se daban por hecho ciertas cosas", recuerda.

LA POLÉMICA LAICIDAD DE FRANCIA

El debate generado por Fernández Díaz ya se superó en Francia hace tres años tras la aprobación de una ley que prohibía taparse el rostro -con un velo, un casco o un pasamontañas- en las calles.

Cuantitativamente Francia tenía más motivos para plantear una medida de este tipo, ya que allí vive la mayor comunidad islámica de Europa: unos 5 millones de musulmanes, más de un 7% de la población. España no llega, ni de lejos, a los datos franceses. Apenas residen alrededor de 1,7 millones musulmanes, el 3,6% de la población.

Mota relata que en el país vecino "ya se repartían panfletos contra el uso del velo hace diez años". "Los franceses se han centrado en su laicidad para ir en contra de toda identidad religiosa. En un primer momento se extendió la idea de que el velo era un símbolo religioso, cuando no lo es, y luego se creó la ley contra los símbolos religiosos", apunta.

El jurista incide en que el Islam carece de símbolos religiosos y que el velo es simplemente "una cuestión de ética individual, que depende de cada persona". Igual que él, dice, no sentirse amenazado ni intimidado al ver a una persona con un crucifijo -"que sí es un símbolo religioso"-, pide que se respete la libertad y los derechos de los musulmanes. "Si vives en Francia y contratas a una mujer para trabajar en tu casa, está obligada a quitarse el velo, aunque sólo le cubra el cabello", cuenta.

Dos años después de la aprobación de la ley en Francia, el diario Le Figaro estimaba en torno a 700 las personas a las se les había pedido que se identificaran por la aplicación de la ley. Lo curioso es que "200 eran individuos con máscaras y 500 mujeres con velo".

"NO HAY CONFLICTO REAL"

Hajar Samadi, presidenta de la Asociación de Mujeres Musulmanas Bidaya del País Vasco, descarta el conflicto que sugiere Fernández Díaz. Y pone un ejemplo personal: trabaja en dos asociaciones islámicas en las que no hay "ningún miembro con burka" ni conocen a alguien que lo lleve.

"Creo que esta propuesta responde a un juego político para desviar la atención sobre otra cosa", opina. "Me parece curioso que en Francia, por ejemplo, resurgiera el debate justo un día después de la detención de Sarkozy", cuestiona con ironía. También denuncia que en España la iniciativa se ha planteado "sin aportar ningún tipo de estadística".

Propone, en ese caso, utilizar la misma vara de medir para todo el mundo, incluyendo burkas judíos, Mossos d'Esquadra, nazarenos o personas disfrazadas, "porque van con la cara tapada".

DOS DERECHOS FUNDAMENTALES

El problema de la seguridad y la libertad de religión es que ambos son derechos fundamentales, expone Mar Leal, profesora de Derecho Eclesiástic. Y al final la decisión sobre cuál prima queda "en manos" de un juez.

En cuanto a la libertad religiosa, Leal piensa lo mismo que Juan José Ruiz, profesor de Derecho Constitucional y coautor del libro Democracia Institucional y prohibición del velo islámico: poder llevar velo es un derecho fundamental reconocido que debe respetarse si no median otras circunstancias como "riesgo o indicios de delito".

Leal introduce dos matices: que la musulmana en cuestión lleve el velo de forma voluntaria y que, igual que la mujer occidental se puede escandalizar con el uso del burka, la mujer islámica puede ver una "burrada" la minifalda o el top que ella usa.

Como contrapunto, Leal agrega que las fuerzas de seguridad "tienen que poder identificar a cualquier persona en cualquier momento", algo que le parece "lógico". La profesora defiende, sin embargo, que no se trata de un problema real, algo en lo que está en desacuerdo la catedrática de Derecho Eclesiástico María Teresa Areces, si bien admite que "no son muchas" las mujeres que usan burka en España.

"EL CORÁN NO OBLIGA A LLEVAR VELO"

Areces explica que en Bélgica o en Francia tampoco afecta a muchas personas y, sin embargo, ha sido "necesario" regular el uso del velo integral. "No es el número, sino el hecho", añade. En Reino Unido, uno de cada diez recién nacidos es musulmán y no está prohibido el velo.

La experta en Derecho Eclesiástico se muestra tajante en cuanto a la libertad religiosa. "No pueden alegar ese derecho, porque no hay ningún párrafo del Corán que obligue a las mujeres a llevar velo; aunque sí que hay que vestir con pudor". Y agrega que "aquí hay muchos temas que van unidos, entre otros, la discriminación de la mujer".

La catedrática se aferra a un problema de seguridad para prohibir el burka y rechaza que tenga una connotación religiosa. "Hay gente que va con el casco. Y tanto si vas con un casco como con un burka a recoger a un niño a un colegio, el profesor no sabe a quién le entrega el menor", defiende. Parece que el debate sigue abierto.

El Huffington Post ha intentado contactar sin éxito con el Ministerio del Interior y con el Ayuntamiento de Lleida, donde ya se prohibió el uso del velo integral en edificios públicos y cuya decisión fue posteriormente anulada por el Tribunal Supremo al entender que "los Ayuntamientos carecen de competencias para limitar un derecho fundamental como la libertad religiosa".

mujeres con niqab

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