El título del curso de verano era Ser cristiano en una sociedad secularizada. El director, Antonio Cañizares, arzobispo de Toledo. El invitado, José María Aznar, ex presidente del Gobierno y presidente del gabinete de ideas del PP, FAES. El argumento principal de su conferencia fue que sin las "raíces cristianas", origen de nuestro sistema de valores, no se puede explicar nuestra sociedad, ni la idea de Europa. La defensa de esos valores es vital para defender la identidad de Europa.
Extendido al fenómeno de la inmigración, el ex presidente elaboró el principio de que "cada inmigrante que llegue sea para compartir nuestros principios, de raíz cristiana pero abiertos a todos".
"Esos valores y principios están amenazados por fuerzas poderosas", advirtió Aznar. En su opinión, el "relativismo moral", que ve igual de respetables todos los sistemas de valores, es el germen de la destrucción de Occidente. "Europa tiene miedo. Se han sembrado dudas sobre nuestros principios". Además, "una parte de Europa parece fascinada por la autodestrucción", opinó. Son los intelectuales que intentan comprender a los terroristas. Aznar advirtió: "Nos odian por lo que somos, no por lo que hacemos".
En este combate contra el relativismo moral, afirmó también que "el matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer". "Otras uniones, muy respetables, no deben ser equiparables a la familia ni al matrimonio". Porque son, dice Aznar, "las instituciones que sostienen nuestra sociedad".
Aznar aclaró que jamás acepta invitaciones a cursos de verano. "Siempre se rechaza amablemente", dijo. En este caso, aceptó al estar invitado por el arzobispo Cañizares y el rector de la Universidad Rey Juan Carlos, Pedro González-Trevijano, quien lo presentó como "un gran patriota". "La aspiración más grande que he tenido en la vida es ser un buen español", le correspondió Aznar.