Si nos dijeran que alguien paga 25 menús diarios a un restaurante a sabiendas de que no va a ir ningún comensal pensaríamos que es un derrochador y un irresponsable. Si además fuera con dinero público concluiríamos que está conchabado con el dueño del restaurante. Pues dejo que ustedes califiquen lo que hace la Consejera Serrat cuando mantiene un aula concertada, pero vacía, en un centro privado.
Mantener durante años esa situación puede llevar a que haya quien saque los colores a los responsables del dispendio. Queriendo evitarlo, la Consejería se ocupa de acarrear parroquianos, a pesar de que ese restaurante proporciona una comida espiritual que no es conforme con la que los padres quieren para sus retoños. Viene a decirles ¿no quieres carne? Pues toma tocino.
Lo descrito es lo que hace el gobierno de Aragón en Jaca. Paga un aula vacía y otras a medio llenar en un colegio privado y religioso de la localidad y trata de llenarlo forzando a cinco familias a llevar allí a sus hijos contra su voluntad, claramente manifestada, con recurso incluido, de ir a un centro público.
Obviamente no es problema de dinero ya que los fondos del aula concertada vacía pueden financiar la pública, que además es técnicamente posible. ¿Qué motivo puede haber para que contradiga su propio discurso de libertad de elección, amparado por la Constitución Española? No queda más opción que atribuirlo al sectarismo: gobiernan por y para los suyos. Pero los padres del Sainz de Varanda y vecinos de Torrero le enseñaron a la señora Serrat que esa enfermedad se cura con una dosis de humildad. Ya sabe, contra la soberbia…
Archivos de imagen relacionados