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Bono: «No puedo olvidar al asesino Pinochet tomando la comunión»

El presidente del Congreso se confiesa «triste» porque «un grupo de obispos» quiera excluirle de la comunión

"Triste, como muchísimos cristianos", asegura que se siente el presidente del Congreso, José Bono, ante la reafirmación de "un grupo de obispos" en que los políticos que voten la reforma de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo no pueden recibir la comunión. No obstante, Bono declina responder a la pregunta concreta de si intentará tomar la comunión pese a encontrarse inscrito en el grupo de hombres públicos que para la Iglesia no pueden ya recibir este sacramento. La Iglesia les señaló como "hombres públicos pecadores".

"No, no, yo no quiero provocar un escándalo que perjudique a la Iglesia, y no quiero personalizar en mí este asunto", responde Bono a este periódico. El político socialista demuestra en su conversación un grado de consternación notable y en el curso de la misma tiene un recuerdo. "No puedo olvidar los muchos crímenes de Pinochet a la vez que recuerdo a este asesino tomando la comunión", invoca Bono, tercera autoridad del Estado, quien ha asegurado a la agencia EFE que no es "un asesino, y Pinochet era un asesino desalmado al que se le dio la comunión de manera vergonzosa. No puedo dejar de ver la imagen de Pinochet comulgando y a mí me califican de pecador público". El presidente de la Cámara Baja, como otros diputados socialistas, entre ellos José Antonio Pérez Tapia, han explicado con detalle su posición por escrito, en sendos artículos en este periódico, en el convencimiento de que la jerarquía eclesiástica podría reconsiderar su posición respecto a los parlamentarios que apoyen esta reforma.

"He pasado parte de mi vida tendiendo puentes entre quienes militamos en el socialismo y quienes queremos acomodar nuestra conducta al evangelio", señala Bono en un tono que en todo caso quiere ser "humilde". "No quiero ponerme como ejemplo de nada, pero creo que la solución está en el entendimiento y no en la condena, en la espada inquisidora". Bono continúa: "Tengo la conciencia tranquila, pero estoy triste porque un grupo de obispos me quiera excluir de la comunión". A continuación desgrana una sospecha: "Lo más triste sería que me quieran excluir por ser socialista, ya que con el PP no tuvieron una actitud tan inquisitorial cuando mantuvieron una Ley del Aborto, la actual, mucho más permisiva que la que ahora está en tramitación". Bono recalca que la futura ley pondrá límites temporales ya que la vigente, la que el PP mantuvo durante sus ocho años de gobierno, permite interrumpir el embarazo sin límite de tiempo, con la invocación del tercer supuesto, que se centra en el daño psicológico para la madre. El 97% de los abortos se producen bajo este supuesto. El pasado viernes Bono pronunció una conferencia en Barcelona a la que asistió el abad de Montserrat, a quien el presidente del Congreso agradeció mucho su presencia. Personas que estuvieron en ese encuentro aseguran que un prelado comentó a Bono lo siguiente: "Algún colega mío prefiere a Bono ateo que cristiano discrepante". Esta confidencia fue comentada posteriormente al presidente del Congreso.

"Los obispos se han equivocado con esta actitud, porque hacen daño a los millones de españoles que quieren compatibilizar ser socialista y ser cristiano, porque si no fuera compatible habría que cerrar la mitad de las iglesias y la mitad de las agrupaciones socialistas". Los diputados socialistas que se declaran cristianos nunca han dudado en apoyar la reforma al considerarla con más garantías que la actual, aunque sí suscitaron en su grupo el debate y la duda de que las chicas de 16 años pudieran interrumpir el embarazo sin consentimiento de los padres. Esta materia está ahora en discusión, ya que la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, señaló el jueves en el pleno del Congreso, que se abría el diálogo con otros grupos, singularmente con el PNV, en torno a este punto y al del alcance de la objeción de conciencia. Pero entre los socialistas cristianos no hay conflicto con respecto a apoyar la globalidad de la ley.

Precisamente el presidente del Congreso ha dedicado "mucho tiempo" en hablar con parlamentarios de CiU y del PNV. Estos últimos unieron sus votos a los socialistas, junto a los otros grupos de izquierda, para rechazar las enmiendas que pretendían tumbar la ley. En CiU hubo división de voto.

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