Darle permiso a los curas de orientar el voto sin recibir castigo, acrecentará sustancialmente el poder que de por sí ya es mucho- de sujetos como Norberto Rivera Carrera, máximo jerarca de la iglesia católica en México y candidato
Como parte de las reformas en materia político-electoral, la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, propone modificaciones a la Ley General en Materia de Delitos Electorales, que están orientadas a sepultar el espíritu de laicidad del Estado Mexicano y que concede un permiso tácito a los ministros de culto religioso a interferir en los procesos electorales a través de la orientación del voto, sin que ello les represente alguna sanción, mucho menos de carácter penal.
Apenas en el mes de mayo había sido publicada la Ley Sobre Delitos Electorales que se encuentra vigente y que en su artículo 16 establece: “Se impondrá de 100 hasta 500 días de multa a los ministros de culto religioso que, en el desarrollo de actos propios de su ministerio, o a quienes en el ejercicio del culto religioso, presionen u orienten el sentido del voto e induzcan expresamente a votar o abstenerse de votar por un candidato, partido político o coalición”.
Pero evidentemente los legisladores deben haber recibido algún tipo de presión, pues a un mes de ello, ya decidieron echarse atrás y retirarán las palabras “u orienten”, lo que habilitará a sacerdotes, pastores, guías espirituales y todo tipo de predicadores a realizar proselitismo político, incluso desde el púlpito, obedeciendo obviamente a los intereses de su iglesia y a sus superiores jerárquicos.
Darle permiso a los curas de orientar el voto sin recibir castigo, acrecentará sustancialmente el poder –que de por sí ya es mucho- de sujetos como Norberto Rivera Carrera, máximo jerarca de la iglesia católica en México y candidato papable hace menos de 2 años, pese a su oscuro pasado y su bien ganada fama como prepotente, soberbio y protector de pederastas, entre ellos su presunto pariente Nicolás Aguilar Rivera, al que en todo Puebla se dice que encubrió el ahora Cardenal, cuando se desempeñaba como Obispo en la Diócesis de Tehuacán.
La semana anterior, el Senado de la República sepultó de manera definitiva el principio e ideal revolucionario del “Sufragio Efectivo, No Reelección” y ahora en la Cámara Baja desmontan jurídicamente al Estado Laico al que dejarán desmembrado si dejan que se oriente el voto desde cualquier templo y que tanto sacerdotes como charlatanes beneficien a X o Y candidato.
Ciertamente la propuesta aun no es aprobada en el pleno, pero ya lo fue en comisiones, por lo que el dictamen a favor por parte de la Comisión de Gobernación de la Cámara de Diputados, ya está listo para ser llevado a la tribuna legislativa en un periodo extraordinario, como si hubiera prisa y nada extraño sería que para cuando se publiquen estas líneas ya hasta se haya publicado en el Diario Oficial de la Federación y que los curas ya traigan su sotana puesta con los colores del partido de su preferencia.
En diversos estados de la República, hay ejemplos de la injerencia de la iglesia católica en procesos electorales; en el pasado reciente, en Hidalgo se han dado casos en Huejutla, Zimapán y Tulancingo, lo que ha dado origen a diversos medios de impugnación, incluso algunos han culminado en la nulidad del proceso. Pero si se retira toda sanción, las iglesias terminarán siendo sede de mítines donde los ensotanados podrán salir hasta con matracas a echar porras por un partido o por otro.
Si el Estado Laico había que defenderlo antes de los curas, ahora hay que protegerlo de los sacerdotes y diputados, antes de que éstos acaben con él.
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