Tras las protestas de los últimos meses sobre el registro que hizo el Obispado en 2006, la Unesco reconoce la gestión del templo que han hecho el Cabildo y la Iglesia Católica, que saca pecho en un comunicado en el que señala las críticas c
La polémica desatada hace unos meses acerca del uso inadecuado de la Mezquita de Córdoba como inmueble propiedad del Obispado ha quedado zanjada –al menos para una de las partes, en este caso, el Cabildo y la Iglesia-. La Unesco ha elevado el templo a la categoría de Bien de Valor Universal Excepcional y ha avalado la gestión realizada por el Cabildo, al reconocer que "el uso religioso del templo ha asegurado la preservación del monumento".
En un comunicado, las instituciones aludidas declaran que con esta medida la Unesco pone “fin a la polémica creada desde determinados estamentos". En el texto, el Cabildo asume que "la campaña de desinformación que viene sufriendo desde hace meses" se basaba en la idea de que la Unesco retiraría al templo el título de Patrimonio de la Humanidad, por lo que "su principal argumento ha quedado deslegitimado", porque "no sólo no ha retirado el título, sino que lo ha reforzado y ha reconocido la gestión" llevada a cabo en los últimos ocho siglos.
La decisión adoptada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), coincide con la celebración del 775 aniversario del monumento, que tendrá lugar durante el segundo semestre, y que arrancó el pasado domingo 22 de junio con la celebración de una eucaristía presidida por el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández.
Una polémica antigua
En el año 2006, el Obispado de Córdoba inmatriculó – es decir, registró- la Mezquita-Catedral de Córdoba, la cual había sido declarada como Patrimonio de la Humanidad en 1984 por la Unesco. La medida movilizó a muchas asociaciones y especialistas, quienes partiendo del hecho de que el templo era propiedad de la ciudadanía –por ser Bien de Interés Cultural, Monumento Nacional y Patrimonio Mundial– sostenían que el Obispado había perpetrado una apropiación jurídica, económica y simbólica del edificio.
La apropiación jurídica de la Mezquita de Córdoba se basa en la reforma de la Ley Hipotecaria hecha por José María Aznar en 1998. Inicialmente, la norma vigente durante el franquismo, en su artículo 206, permitía a la Iglesia la inmatriculación (registro) de algunos bienes que carecían de propietario, excepto los lugares de culto. En su primera legislatura, el PP retiró esa excepción, lo que permitió a la Iglesia registrar como suyas desde capillas o ermitas hasta iglesias y catedrales.
Según los más críticos, ni la inmatriculación o el registro en 2006 supone la validez como título de propiedad, ni la “Consagración” que aduce el Obispado de Córdoba justifica o sirve para acreditar tal título. Es decir: por mucho que el artículo 206 de la Ley Hipotecaria y que el 304 del reglamento de esa ley reconocieran a la Iglesia como Administración y a los diocesanos como funcionarios, se trata de una inconstitucionalidad, tal y como declaró una sentencia del Tribunal Constitucional en 1993 con un artículo de la ley de arrendamiento urbano.
Explotación económica del templo
Sin embargo, las denuncias no terminan allí. El Obispado de Córdoba, que no paga impuestos por el usufructo de este tipo de monumentos, ha incurrido también, según señalan distintos abogados y asociaciones, en una apropiación económica y otra simbólica. Apropiación económica porque ha utilizado para sí los beneficios de la explotación de uno de los monumentos más visitados de la ciudad. Con 23.400 metros cuadrados, la de Córdoba fue la segunda mezquita más grande del mundo en superficie, recibe al año 1.200.000 visitantes y cada uno paga 8 euros para poder acceder a ella –37 euros con visita guiada-. Es decir, dinero que va a parar a las arcas del Obispado.
Colectivos como la Plataforma Mezquita – Catedral de Córdoba: Patrimonio de tod@s, a través de change.org han recogido más de 75.000 firmas para dirigirse ante la Unesco y denunciar lo que muchos ciudadanos consideran lo más grave: el Obispado de Córdoba retiró a la Mezquita la denominación Mezquita-catedral para referirse a esta como Santa Iglesia Catedral de Córdoba, tal y como es posible comprobar al visitar su página Web. Esa sola medida borraba la vocación multicultural de un monumento cuyo mayor atractivo se basa en ser símbolo de concordia cultural y religioso: construida en el 785, en ella coinciden elementos que mezclan símbolos cristianos y musulmanes que enriquecen su valor. En ese sentido, cualquier gesto que distorsione su origen es lesivo.
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