El cardenal Cañizares manifestó ayer que "la Iglesia está preocupada por el alejamiento y el olvido de Dios, la apostasía silenciosa de occidente, la secularización, la laicización de nuestra sociedad y la profunda quiebra moral de la humanidad, dominada por una cultura de la muerte con el aborto, la eutanasia o la manipulación de embriones".
Cañizares hizo estas declaraciones en la clausura del congreso mundial en homenaje a Juan Pablo II, celebrado desde el miércoles en la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM). "De Cristo tenemos necesidad todas las gentes, los pueblos y las naciones del mundo", aseguró Cañizares, que quiso resaltar que la familia fue la prioridad pastoral de Juan Pablo II.
Entre las ponencias que se desarrollaron en la cuarta y última jornada del congreso, destacó la del presidente de la Academia Pontificia para la Vida, el monseñor Rino Fischella, que propuso un cambio cultural radical en relación con el tema de la vida humana. Según el monseñor Fisichella "debemos recordar que lo que verdaderamente cuenta es la vida que viene al mundo; que desde el principio es definida humana".
"No es necesario creer en Dios para saber que la vida es un bien precioso; ser responsables de ella es un imperativo ético que compromete a todos sin distinción", declaró el monseñor.
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