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Lucha interna de la Legión de Cristo

"Todo reino dividido queda asolado" (Lc. 11,17). Perfecto conocedor de esta máxima evangélica, el superior general de la Legión de Cristo, Álvaro Corcuera, llama a sus miembros a cerrar filas y les prohíbe el debate interno y, por supuesto, externo sobre los pecados del fundador, Marcial Maciel, de cuya muerte se cumplen hoy dos años, y sobre el futuro de su Obra. Al tiempo que intenta silenciar a las voces más críticas con los actuales responsables de la congregación.

A un mes de que los visitadores nombrados por la Santa Sede entreguen el informe correspondiente a Benedicto XVI, el director general de la Legión de Cristo ha enviado varios escritos a los miembros de la congregación, para que cesen las discusiones internas que abundan entre ellos. Discusiones que escapan al control de la dirección, porque se suelen realizar por medio del correo electrónico y de comentarios en diversas páginas web.

Por lo que de esos intercambios se desprende, en estos momentos hay dos corrientes enfrentadas en el seno de la Legión: la de los que reclaman un profundo cambio interno y la de los que optan por un cambio cosmético que se limite a pasar página en el asunto de los pecados del fundador, Marcial Maciel.

A ambas corrientes, que están dividiendo a la Legión, Álvaro Corcuera les pide caridad y llama a todos sus miembros a "consolarnos y acompañarnos mutuamente; ser cirineos unos de otros y vencer nuestras penas, fortaleciendo a nuestros hermanos".

Porque, para el director general de la Legión, lo que tiene que primar, ahora, entre sus miembros es "vivir el don de la paz". Y hasta les dice cómo: "Animándonos mutuamente, comprendiéndonos, queriéndonos de corazón, perdonándonos mutuamente, no recriminándonos ni juzgándonos, ni mucho menos humillándonos".

Norteamericanos contra españoles

Las propias fuentes de los Legionarios reconocen que, en estos momentos, hay desunión y diferencias de criterio decisivas en el seno de la Legión de Cristo. Por un lado estarían los anglohablantes que, muchos más críticos y radicales desde el principio, solicitan una discusión abierta sobre los pecados del padre Maciel y un cambio de la "cultura interna" de la propia Obra. Hablan incluso de una refundación.

En este bando se encuentran los que más abiertamente acusan de complicidad con Maciel a algunos de los actuales dirigentes de la Legión. También es entre ellos donde se están produciendo más abandonos por "diferencias irreconciliables" con la actual cúpula dirigente. El último en irse fue el norteamericano Richard Gill, uno de los legionarios con mayor prestigio en la zona.

El otro frente, constituido mayoritariamente por los Legionarios de habla hispana o lusa, se muestra partidario de que la Legión se olvide de su fundador y corrija los problemas actuales de la congregación por medio de una mayor fidelidad al espíritu fundacional. En definitiva, los primeros quieren renegar del fundador y del pasado, mientras los segundos optan por una conversión que no condene ni su memoria ni su pasado.

Pero el debate es tan doloroso y tan intenso en el seno de la Legión que, tras una primera misiva, Álvaro Corcuera se vio obligado a enviar una segunda, con fecha del pasado día 24 de enero. En ella, como cuenta ACI, la agencia peruana de información religiosa, asegura que el intercambio de opiniones entre los Legionarios es "una muestra de confianza y de que nos queremos todos", pero pide mucha prudencia.

Y Corcuera añade: "Pienso que por esta vía quizás no terminaríamos nunca e incluso se podrían generar malentendidos y contraposiciones. Tenemos que seguir todos trabajando y también buscaremos los mejores caminos para que todos, y especialmente los sacerdotes, puedan aportar serenamente sus dones y sus reflexiones para responder a lo que Dios nos pide en este momento, de manera especial por medio de las indicaciones que esperamos de la Santa Sede". El director general concluye así su segunda misiva: "Por ahora lo dejamos madurando en el corazón de cada uno, en familia, ayudándonos a purificar y construir esta obra a la que Dios nos ha llamado".

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